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La jaula de los chicos alegres

Chinkoa (Alameda). Ambiente colorido, buenas tapas, pizarra de vinos y varias cervezas españolas peculiares.

el 11 oct 2012 / 19:59 h.

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En el local donde nuestra amiga Paloma tenía su Sopa Boba tapas, lástima de sitio tan encantador aquel de Bailén y luego en Torneo, abrió sus puertas en marzo pasado Chinkoa. A Manuel Martín, su propietario, no le es ajena la hostelería, ya que en su pueblo, El Rubio, tiene también un restaurante, El Chopo, que abrió hace nueve años tras su paso por la Escuela de Hostelería del Palacio Marqués de la Gomera de Osuna. De corte más tradicional, El Chopo realiza caterings y celebraciones, además de atender a su clientela diaria.

Chinkoa, nombre homenaje a un amigo que partió a parajes menos inhóspitos que este valle de lágrimas, es un sitio colorido, alegre, de original decoración, una pared de césped, una gran jaula, un columpio, banquetas estampadas, de rayas, mesas y sillas de colores vivos. Tiene buena barra, mesas pegadas a las grandes cristaleras y una terraza tranquila y apetecible, además, precisamente anoche, inauguraron un salón de mesas anejo al bar. Aparte de la decoración, Chinkoa es un local muy activo, las inquietudes de su propietario y las de su inquieta sumiller se enfocan a llenar de contenidos el local como las catas sensoriales, las presentaciones de bodegas o las fiestas temáticas.

De los vinos, queda dicho, se encarga Ana Gamero, colaboradora habitual de nuestra columna semanal de vinos. Ana ha compuesto una pizarra de vinos, variada y con etiquetas de gran calidad, pudiéndose tomar todos por copas, aquí el cliente puede probar un Cigales como 13 Cántaros (2,80/11 euros), un manchego como Finca Antigua (2,50/10 euros) o vinos de la altura de un Remelluri Reserva de Rioja (3,80/19 euros) y de Tomás Postigo Crianza de Ribera de Duero (4/20 euros), todos servidos en buena copa y a su temperatura adecuada y, por cierto, a unos muy ajustados precios en las botellas.

Tienen cervezas nacionales como Domus Regia, Cibeles, Altura de Vuelo o la Reserva 1925 de Alhambra. También aguas aromáticas de Pomelo, limón y pepino.
La pizarra de tapas varía cada semana, aunque las hay de éxito que no se mueven como el chipirón con arroz negro (4,80 euros), la fajita de ropa vieja (3,50 euros) o la milhojas de pulpo (3,90 euros). El jefe de cocina es Francisco Brenes, que también pasó por el Palacio Marqués de la Gomera de Osuna, si bien él es de El Arahal. Total, que aquí se mete por las puertas La Campiña de Sevilla, y con ella unas tapas de diseño moderno pero con sabores que evocan la cocina tradicional, como en sus croquetas de puchero (3,60/8 euros) de amasado casero y sabor familiar. Muy destacable es la citada fajita de ropa vieja, una versión local del burrito mexicano, pues dentro de la tortita de maíz nos encontramos con unas muy verdes hojas de espinacas y las sobras del puchero, muy sabroso. La milhoja de pulpo es también la interpretación personal del famoso pulpo a la gallega, en este caso los trozos de pulpo se integran en un cilindro de patata cocida, todo aliñado con aceite de oliva y pimentón rojo. Todo tiene aspecto innovador y un fondo trabajado de cocina tradicional. En la pizarra también ensaladilla (2,60/6 euros) y salmorejo (3 euros). En plan más de diseño la pastilla crujiente de confit (4,20 euros) o el carpaccio de presa (4,90 euros). Todo se puede acompañar con los panes especiales de la Panadería Ana de la calle Relator.

Un lugar para pasar un buen rato, con un servicio desenfadado y profesional y el colorido del arco iris.

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