Alaya deja el maletín por un día

La juez renovó este sábado los votos matrimoniales en una ceremonia en la Iglesia de San Alberto de la capital hispalense.

el 15 mar 2014 / 14:54 h.

La conocida y muy mediática juez Mercedes Alaya, que instruye actualmente el macrocaso de los ERE fraudulentos, renovó en medio de una gran expectación sus votos matrimoniales en una ceremonia religiosa, a la que asistió vestida de novia, celebrada en la iglesia de San Alberto, dentro del conjunto del Oratorio de San Felipe Neri, en el casco histórico de Sevilla. (FOTOGALERÍA) Los invitados a la ceremonia, que acudieron todos ellos vestidos con pamela y chaqué, como es costumbre extendida en la ciudad en las ceremonias nupciales de postín, llegaron a la iglesia antes de las doce del mediodía, hora en la que estaba prevista la ceremonia, si bien Mercedes Alaya no llegó puntual y tuvieron que aguardarla hasta las 12.45 horas del mediodía. La juez llegó en un vehículo de alta gama color azul marino con cristales tintados y escoltada por dos agentes de paisano que iban en otro coche, por lo que la mayor parte de los fotógrafos y de las cámaras que la aguardaban se quedaron sin su imagen, ya que accedió al templo por la puerta de la Calle Estrella, una calle sin aceras, solo con bordillos, y de poco más de dos metros de ancha, lo justo para que el vehículo pudiera acceder a la misma. LA JUEZ MERCEDES ALAYA RENUEVA SUS VOTOS MATRIMONIALES EN SEVILLADe hecho, al dar marcha atrás el coche, solo unos centímetros, golpeó en la rodilla a un fotógrafo de prensa y a un agente de la Policía Nacional. Sólo cuatro motoristas de la Policía Nacional participaron en el operativo, junto a los dos agentes de paisano que escoltaban a la juez, uno de los cuales hubo de apartar a algunos fotógrafos para que Alaya pudiera abrir la puerta del coche y entrar en la iglesia. Una hora más tarde, al salir por la puerta principal del Oratorio, que también es residencia de sacerdotes, los fotógrafos y cámaras pudieron obtener su imagen, mientras que algunas de las invitadas a la ceremonia no ocultaban su indignación con la labor de los informadores. Al salir acompañada de su marido, ella sonriente, la pareja fue recibida en las puertas de la iglesia y justo antes de que accedieran de nuevo al coche que los esperaba en la misma puerta, por una lluvia de pétalos de rosas blancas que lanzaron unas adolescentes de las invitadas a la ceremonia. El coche que trasladó a la juez también llevaba un ramo de rosas blancas en la bandeja posterior, y rosas blancas con lazos de gasa blanca atadas en las puertas del vehículo, como es costumbre en las bodas, y la propia juez llegó al templo con un ramo de estas flores en la mano. Los periodistas que cubrieron el acto, entre cuyos invitados estaba el juez decano de Sevilla, Francisco Guerrero, hubieron de trasladarse ayer por la mañana desde la distante Basílica del Gran Poder, donde inicialmente creían que se celebraría la ceremonia, hasta la Iglesia de San Alberto. Al término, y tras la pertinente petalada, la comitiva de invitados –todos familiares y amigos íntimos, pero en ningún caso los compañeros del juzgado, como se encargó de subrayar ayer la prensa del corazón– se dirigió a pie a una cercana casa palacio donde tuvo lugar el banquete. Está previsto que los novios continúen la fiesta hoy en una finca en el campo en un lugar no desvelado. El retraso con el que comenzó la celebración provocó que una misa posterior, prevista para las 13.15 horas, se cancelara y hasta el cura don Pedro mostró su enfado ante los periodistas que aguardaban a las puertas del templo por el retraso que se iba acumulando desde las doce del mediodía. El portero y sacristán del Oratorio, también con gesto de enojo, indicó a los periodistas que en los 25 años que lleva prestando servicio en este conjunto religioso nunca una novia se había retrasado más de diez minutos. La juez Mercedes Alaya contrajo matrimonio con su esposo hace 30 años, cuando ambos tenían apenas 20, pero fue una ceremonia apresurada en la que no hubo ninguna celebración posterior, según los muy escuetos datos que su entorno más cercano ha ido ofreciendo a la prensa días atrás. Luego vendrían cuatro hijos –presentes ayer en la boda–, por lo que la juez quiso disfrutar con ellos de una segundas nupcias, una ceremonia sencilla con una eucaristía y un breve intercambio de palabras entre la pareja. Esta se ha producido coincidiendo con la misma semana en que la juez imponía una millonaria fianza a la exministra Magdalena Álvarez en medio de una gran polémica.  

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