El nuevo decreto de Formación del Profesorado, que entrará en vigor el curso que viene, servirá para que la Consejería de Educación explote al máximo las pocas competencias que tiene para regular la formación con la que acceden al sistema escolar los nuevos maestros y profesores. Hace años que los expertos denuncian esta anomalía: la escuela apenas tiene voz ni voto sobre la preparación de los trabajadores que recluta.
La formación inicial del profesorado depende de las universidades, pero una parte (las prácticas) se desempeña dentro de la escuela. El decreto cambiará las reglas del practicum, lo hará más exigente para los formadores. Hasta ahora los colegios donde se realizan las prácticas y los tutores que supervisan a los estudiantes de magisterio (o del máster de Secundaria) se presentaban voluntarios, y eran los estudiantes quienes elegían dónde impartir clases. Ahora seguirá siendo voluntario, pero tanto los centros como los tutores deberán acreditarse y presentar una serie de méritos para que la consejería le autorice como formador. Educación quiere seleccionar a los mejores de su plantilla para supervisar a los futuros docentes, y lo hará a partir de una serie de indicadores objetivos que aún están por determinar. La consejera Mar Moreno sí aclaró ayer que la selección no dependerá de los resultados académicos de sus alumnos. "Un centro de compensatoria que atienda a niños desfavorecidos con resultados pobres puede acreditar mejores prácticas de enseñanza que cualquier otro", dijo. En Andalucía se imparten prácticas en 1.850 centros, hay actualmente 6.200 tutores y 7.500 alumnos del grado de Educación Infantil y Primaria. En otros 330 institutos se realizan prácticas de Secundaria, con 900 tutores y 650 alumnos del máster de profesor.
Otra pata del decreto será la formación permanente, los cursos de reciclaje o especialización en ciertas facetas de la docencia (bilingüismo, tecnologías...). Estos los organizarán e impartirán los 32 Centros del Profesores (CEP) de Andalucía, pero ahora se ofertarán a demanda de los colegios, una vez estos hayan detectado el déficit en la formación de sus maestros a través del plan de autoevaluación. En este sentido también jugará un papel esencial los departamentos de Formación del Profesorado, que existen en los institutos desde hace dos años. Ellos y los inspectores detectarán las necesidades formativas de cada escuela.
