Justo dos años después de que se anunciara la elaboración de una ley andaluza para el olivar, ya tenemos su anteproyecto. Justo dos años después de que se anunciara el anteproyecto para la ley andaluza de la dehesa, aún no la tenemos, y tardará en llegar.
La del oro verde vendrá a proteger especialmente al olivar tradicional, que cumple una misión medioambiental tan importante, o más, que la económica. Se trata de los árboles añejos de grandes copas y troncos cuasi centenarios y también de los ubicados en las laderas, que aguantan la tierra y evitan, por tanto, la erosión de los suelos.
¿Proteger frente a qué? Frente al arranque, al ser un olivar con cosecha inferior al de las plantaciones intensivas. Léase, el rendimiento resulta menor, al igual que los beneficios obtenidos. ¿Forma de evitar una sustitución masiva? Vía ayudas, aunque todavía no se han detallado. Dado que las primas europeas al aceite se articulan mayoritariamente como pago único (un derecho adquirido por el agricultor), resulta complicado alterar la concesión de éstas, aunque sí cabe actuar con las propias de la Administración española, con las partidas agroambientales (cofinanciadas por Bruselas y el Estado) y, por último, con los fondos de desarrollo rural.
El texto proclama la "preeminencia" en las ayudas al agricultor profesional frente a quienes, especuladores ellos, desembarcan en el olivar al calor de las ayudas Eso sí, cabe recordar la gran cantidad de explotaciones en manos de propietarios que no se dedican precisamente al campo, sino que tienen en éste una segunda fuente de ingresos.
La consejera de Agricultura y Pesca , Clara Aguilera, aspira a extender al sector olivarero los denominados contratos-programas, ya existentes para las labores medioambientales. Es decir, te concedo esta ayuda por tantos años a cambio de que tú, perceptor, te comprometas durante ese tiempo a mantener este amplio catálogo de buenas prácticas agrarias. Se trata, según indica el texto, de "incentivar la integración de las actividades productivas, económicas, ambientales y sociales en el marco de la cooperación público-privada".
Plan director. Previamente, habrá de diseñarse el plan director, que es un diagnóstico y caracterización del sector, la delimitación de los territorios del olivar y, además, las estrategias a seguir en cada uno de ellos. Es decir, no será igual el contrato con un productor del Aljarafe sevillano que aquél que se rubrique con otro almeriense. Y esa confección hará que se retrase la ejecución práctica de la ley, por mucho que ésta se apruebe el próximo otoño en el Parlamento andaluz -en enero está previsto que se haga en el Consejo de Gobierno-, pues el documento dice que el plan director deberá estar como muy tarde "un año después de la aprobación" de la norma.
Mientras, el texto también indica la necesidad de "medidas de reestructuración del olivar", y que atañen, sobre todo, a generalizar la recolección mecanizada -trae más rentabilidad pero a costa de una menor mano de obra- y a mejorar las infraestructuras de regadío para ahorrar y optimizar el agua. Y el aprovechamiento energético de los subproductos (poda, huesos, orujos, etcétera) se potenciará.
Por lo demás, se establecerán los llamados territorios del olivar, que son los espacios geográficos donde la producción de aceituna sea "determinante", y se creará un consejo andaluz para el sector.
Sin dehesa. Y seguimos sin la Ley de la Dehesa, cuyo anteproyecto se presentó en julio de 2007 por parte de los entonces consejeros de Agricultura, Isaías Pérez Saldaña, y de Medio Ambiente, Fuensanta Coves.
Se trata de un texto del que participan ambos departamentos y que, según la actual titular de Agricultura, Clara Aguilera, entraña gran complejidad por el amplio territorio que abarca y por la cantidad de sectores económicos implicados (ganadero, forestal, industrial). Se agrega, además, el problema medioambiental de la seca.
Según la consejera de Medio Ambiente, Cinta Castillo, la norma estará antes de que acabe esta legislatura.
