Tras el fiasco que supuso la exhumación del entorno de Alfacar en el que el historiador británico Ian Gibson ubicó la fosa del poeta granadino Federico García Lorca, fusilado junto al maestro republicano Dióscoro Galindo y los banderilleros Francisco Galadí y Joaquín Arcoyas cuyos familiares reclamaron la exhumación al albur de la Ley de Memoria Histórica, la Junta de Andalucía rechazó volver a invertir en excavar en la zona y la Asociación de la Memoria Histórica de Granada también rehusó solicitarlo al entender que los medios disponibles son escasos y las fosas comunidades de los asesinados por el franquismo, muchas. Sin embargo, el Gobierno andaluz no descarta ahora estudiar de nuevo la zona, a raíz de la investigación del historiador Miguel Caballero y el Colegio de Arqueólogos de Aragón que ubican la fosa a unos 400 metros del terreno excavado en 2009, en el antiguo campo de instrucción de la zona conocida como el Caracolar.
Para ello, sería necesario que las familias de los fusilados y enterrados junto a Lorca lo solicitasen, ya que los descendientes del poeta siempre se han negado a ello. Se buscaría y se identificaría a los demás, aunque por eliminación, ello supondría conocer el lugar definitivo en el que fue enterrado Lorca y rescatar sus restos.
Los nietos de Dióscoro Galindo y Francisco Galadí ya han anunciado que estudiarán la nueva documentación y no descartan solicitar la exhumación. Por su parte, Caballero remitirá toda la información al comisario para la Memoria Histórica, Juan Gallo, y pedirá permiso para seguir estudiando la zona ya que "en dos mañanas" puede averiguarse si hay o no restos humanos, lo que costaría "apenas 3 ó 4.000 euros". El historiador basa su investigación en testimonios, en la extraña disposición de unas piedras señalando el lugar y en la existencia de pozos ideales para arrojar los cuerpos.
