Educación acaba de hacer una nueva lectura de la orden que regula el plan de calidad, en la que rebaja las exigencias para que un colegio entre en el famoso programa: participarán del programa los colegios que se apunten ahora, en marzo, aunque al final sean minoría los profesores del centro que firmen el compromiso para mejorar el rendimiento.
El Plan de Calidad y Mejora de los Rendimientos escolares, uno de los programas estrella de la Consejería de Educación para reducir el fracaso escolar, parece haber creado un cisma en los claustros de profesores de casi todos los colegios andaluces. Una fractura que separa a los que quieren participar del plan y los que abominan de él porque lo consideran un chantaje. La Junta quiere alcanzar los objetivos educativos que exige la UE en cuatro años y, para ello, ha diseñado este programa que ofrece 7.000 euros a cada profesor si logra mejorar las notas de sus alumnos en ese tiempo. El plazo para apuntarse se abrió el 1 de marzo y hasta que acabe el mes los claustros discuten si entran o no.
Tan convulso está siendo ese debate interno, que la consejería se ha apresurado a hacer pública la lista de "consultas más frecuentes", colgada ayer en su web, entre las cuales, se ofrece una interpretación de la orden que regula el plan de calidad que no aparece explícitamente en el texto de la norma, y que facilita a los centros la posibilidad de apuntarse ahora, aunque al final el programa sólo evalúe el trabajo de los docentes que firmen el compromiso de mejorar el rendimiento escolar.
"¿Es posible que un colegio apruebe todo el proceso y finalmente se implique en el compromiso individual un número de profesores menor de la mayoría del claustro?", dice la consulta. "Sí", responde sin más la consejería. Ésta sería una forma de evitar que el programa en el que más empeño ha puesto la consejería fracasase por el rechazo de la mayoría de los docentes de un colegio. Mientras unos pocos están dispuestos a participar, Educación acepta incluir a su colegio en el plan de calidad. Pero, ¿es una medida factible?
Otra lectura. La explicación de la consejería es algo rocambolesca: el proceso de admisión tiene dos cribas: el primer requisito para entrar es que dos tercios del claustro acepte, y si no ocurre, la otra posibilidad que plantea la consejería no serviría de nada. Pero existe una segunda criba, menos exigente, que sólo necesita de una mayoría simple, y con ella, el plan seguiría adelante. Una vez dentro del programa, los profesores se reúnen para determinar cuál es el nivel académico de sus alumnos y cuáles serán los objetivos que se plantean alcanzar en cuatro años. El centro tiene que reconocer su punto de partida -rendimiento, absentismo, convivencia- que está registrado en los datos de la consejería y, en función de esos datos, los profesores ofrecen unos objetivos de mejora, que se evaluarán cada año.
El problema es que puede que no todos los docentes estén de acuerdo con esos objetivos, y ahí es donde Educación ha flexibilizado su postura. "¿Podría apoyarse un plan de calidad en el que los votos a favor de la aprobación de los objetivos fuese la mayoría simple y finalmente sólo cuatro profesores firmasen?", se pregunta la Junta. La respuesta es que sí.
Esta opción dejaría la puerta abierta a que el resto de profesores del colegio fuera sumándose al plan en los años siguientes, que es lo que Educación espera que ocurra. El consejero en funciones, Sebastián Cano, cree que el nivel de aceptación no será abrumador al principio, como no lo fueron otros planes escolares -el aula matinal y el comedor escolar atrajeron a un 7% de centros el primer año y ahora afecta al 83%-, pero poco a poco terminará cuajando.
