A estas alturas de la temporada cultural, el Ciclo de Música Contemporánea del Teatro Central de Sevilla (y su homónimo en Granada) debe ser el único programa en toda España cuyo contenido no ha sido anunciado a pesar de que restan apenas un mes para que, teóricamente, dé comienzo uno de los eventos de mayor arraigo, hasta ahora, en la agenda de la Consejería de Cultura de la Junta.
Sin embargo, y pese a que tras él hay 12 años de apoyo continuado a la música más avanzada de nuestros días, a fecha de hoy el ciclo parece que celebrará sus 13 años notablemente debilitado. La crisis económica ha hecho una mella especial en un certamen cuyos directos responsables (Manuel Ferrand y Ángel Aparicio) han ido debilitando en los últimos años: Primero se pasó de una decena de conciertos a los ocho celebrados en 2009 y, entre 2006 y 2008 los programas se escoraron hacia el rock y otras propuestas limítrofes. Las críticas recibidas y la constatación de un camino equivocado hicieron rectificar el programa este año.
Con este panorama, el próximo ciclo será el más reducido en cuanto a número de conciertos -cinco- de la historia de la cita. La premura y el desinterés con el que se aborda su calendario lo constata también el hecho de que en la web del propio Teatro Central todavía pueden contarse diez citas (sin contenido alguno) reservadas en el calendario a la música contemporánea.
Si en 2009 la Junta destinó a este programa 120.000 euros, en el próximo es lógico pensar que la cifra disminuirá considerablente. El asunto es especialmente grave teniendo en cuenta otro doble motivo, la consideración por parte de la Unesco de Sevilla como Ciudad de la Música (algo puesto en duda recientemente con los nubarrones de recortes presupuestarios que el Ayuntamiento hispalense ha puesto sobre el Teatro de la Maestranza y la ROSS) y el hecho de estar respaldado por un curso de libre configuración impulsado por la Universidad de Sevilla.
Tampoco parece lógico que a estas alturas el público fiel del ciclo no conozca el programa, como tampoco sabe de él el centenar de alumnos matriculados desde hace meses en una cita que sigue sin contenidos. De esta forma, la presencia de música contemporánea vuelve a verse gravemente dañada. En diciembre, el consistorio solventó a última hora con músicos locales su ciclo, el Maestranza la programa con cuentagotas por temor a una baja taquilla y en la Fundación Cajasol su presencia hasta ahora ha sido testimonial.En este sentido, Sevilla se mueve a contramano de lo que sucede en otras ciudades que mantienen flamantes ciclos dedicados a la vanguardia sonora: Madrid (Musicadhoy, CDMC), Barcelona (Nous Sons) y Valencia (Ensems), por citar sólo unos cuantos ejemplos.
Taller Sonoro y Tom Johnson, dos citas aseguradas
El grupo sevillano, pionero local en la interpretación de la música de nuestro tiempo, Taller Sonoro, volverá a tener su espacio asegurado en el mermado Ciclo de Música Contemporánea que comenzará en el Teatro Central en febrero de 2010.
El grupo abordará uno de los programas más complejos y ambiciosos de su historia, ya que tienen previsto interpretar (en el mes de mayo), Professor Bad Trip del desaparecido compositor italiano Fausto Romitelli (1963-2004), un ciclo para instrumentos acústicos y electrónicos de clara vocación hipnótica y ritual. Antes, en febrero, y tal como anuncia el propio Ensemble Klang –procedente de Holanda– se dedicará una jornada al compositor repetitivo norteamericano Tom Johnson, padre de la música minimalista, que contará en el escenario con la presencia del artista intermedia José Iges.
La formación sevillana Zahir Ensemble, que también presentó una propuesta, todavía espera una contestación de los responsables del ciclo en un sentido o en otro. Al igual sucede con los miembros de Solistas de Sevilla.
