El pirata somalí Abdu Willy, detenido por el secuestro del atunero vasco Alakrana, durmió anoche de nuevo en un centro de menores, en el que permanecerá internado en régimen cerrado durante quince días prorrogables, a la espera de que la Audiencia Nacional resuelva qué juzgado debe asumir la causa. En los once días que lleva en España ha variado tres veces su condición legal de mayor o menor de edad, en función de los resultados ofrecidos por las pruebas encargadas por los diferentes magistrados.
El corsario pasó de nuevo a un centro de menores tras la medida cautelar del juez central de Menores, José Luis Castro, después de que el magistrado de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz rechazara su competencia y le devolviera el caso, informaron fuentes jurídicas. Así, Castro, que el jueves se inhibió en favor de Pedraz, tuvo ayer que celebrar una nueva vista para decidir en qué situación quedaba el joven somalí, que termina la semana como la empezó: internado en un centro de menores y, sin que nadie sepa a ciencia cierta si es mayor o menor de edad.
La decisión de Pedraz, que cree que las pruebas médicas practicadas al pirata no han acreditado suficientemente que sea mayor de 18 años, fue recurrida por la Fiscalía ante la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, que la próxima semana deberá decidir si revoca la resolución del magistrado, como pide el fiscal.
Pero además la Sala de lo Penal tendrá sobre su mesa una "cuestión de conflicto de competencia" que va a plantear el juez central de Menores, para que decida quién debe asumir la causa ante la inhibición de ambos juzgados.
Un galimatías jurídico del que poco parece entender el pirata somalí, que durante su visita esta mañana a la Audiencia Nacional ha dicho que tenía hambre y quería irse a Somalia.
Cuatro jueces distintos. Las dudas sobre la mayoría de edad de Abdu Willy han provocado un interminable periplo del joven que en sólo una semana ha comparecido ante cuatro jueces distintos de la Audiencia Nacional, sin que ninguno de ellos haya tomado una decisión definitiva sobre su futuro. Santiago Pedraz rechazó su competencia porque, según explicó en un auto, "admitiéndose que existan muchas (o muchísimas si se quiere).
Probabilidades de que el individuo supere la edad penal, en ningún caso los informes establecen, con seguridad plena, una edad superior a 18 años, extremo que debe quedar rotundamente probado para proseguir la causa contra el mismo".
Sin embargo, el juez Castro se inhibió el jueves al estimar lo contrario: que con las últimas pruebas médicas a las que había sido sometido el detenido, entre ellas una ortopantomografía (radiografía de la dentadura), había quedado "suficientemente acreditado" que era mayor de edad. Este argumento coincide con el de la Fiscalía, que en su recurso ante la Sala de lo Penal sostiene que tanto los informes iniciales de los médicos que le realizaron las primeras pruebas óseas a principios de esta semana en el hospital La Paz de Madrid, como las realizadas en una clínica privada han confirmado que el pirata es mayor de 18 años con un grado de error "insignificante". Prácticamente lo contrario de lo que sostiene el juez que entiende que todas las pruebas al que ha sido sometido el somalí, quien dijo tener 16 años, tienen margen de error, por lo que en caso de duda debe primar siempre la interpretación más favorable al reo.
Mientras tanto, cientos de personas se concentraron ayer viernes en Bermeo para exigir la liberación de los marineros del Alakrana, que pudieron hablar de nuevo con sus familias después de ocho días sin noticias.