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La justicia social es una cuestión de vida y muerte, advierte la OMS

La justicia social no es sólo una cuestión ética sino de vida y muerte, pues la salud y la enfermedad están estrechamente relacionadas con el nivel de vida, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).

el 15 sep 2009 / 10:48 h.

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La justicia social no es sólo una cuestión ética sino de vida y muerte, pues la salud y la enfermedad están estrechamente relacionadas con el nivel de vida, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"La combinación nefasta de pobres políticas sociales y circunstancias económicas injustas está matando a la gente a gran escala", afirmó el presidente de la Comisión de la OMS, Michael Marmot, al presentar en una rueda de prensa el Informe sobre Determinantes Sociales de la Salud.

Marmot hizo entrega del mismo a la directora general del organismo, Margaret Chan, después de tres años de trabajo.

"No existen razones biológicas" para que la esperanza de vida varíe hasta más de 40 años de país en país, o en varias decenas de años en una misma ciudad dependiendo del barrio en el que viva una persona, dijo el experto.

Y es que, según pone de manifiesto el informe, la esperanza de vida varía radicalmente entre los países desarrollados y los en desarrollo, y dentro de cada país viven menos los más pobres.

La Comisión, una red mundial de instancias normativas, investigadores y organizaciones de la sociedad civil que la OMS creó en 2005, entiende por determinantes de la salud "las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, así como los sistemas establecidos para combatir las enfermedades".

La esperanza de vida al nacer de las mujeres en Japón, 86 años, duplica a la que tienen las mujeres al nacer en Zambia, que es de sólo 43 años.

Si la tasa de mortalidad infantil es de 2 por 1.000 nacidos vivos en Islandia, ésta aumenta hasta más de 120 por 1.000 nacidos vivos en Mozambique.

Y si el riesgo de muerte materna durante el parte o poco después de él es de sólo una por cada 17.400 mujeres en Suecia, llega hasta una de cada ocho en Afganistán.

Las diferencias también se aprecian claramente dentro de un mismo país, y así, en Bolivia la tasa de mortalidad infantil de los bebés de madres que no han cursado estudios supera los 100 por 1.000, mientras que la de los bebés de madres que tienen al menos educación secundaria es inferior a 40 por 1.000.

En Australia, la esperanza de vida de los aborígenes es de 59,4 años para los varones y 64,8 para las mujeres, edades muy inferiores a la de los australianos no aborígenes (76,6 y 82 años, respectivamente).

En Glasgow (Escocia), la esperanza de vida de los varones en el barrio de Calton es de 54 años, 28 años menos que los de Lenzie, a pocos kilómetros de distancia.

"Las condiciones sociales en las que la gente nace, vive y trabaja son el determinante más importante para tener una buena o mala salud, o una larga vida productiva o una corta y mísera", afirmó, por su parte, Margaret Chan, al recibir el informe.

Los autores instan a los gobiernos, a la sociedad civil, a la OMS y otras organizaciones a unirse para adoptar medidas encaminadas a mejorar la vida de los ciudadanos, y plantean el objetivo de lograr la equidad sanitaria "en el lapso de una generación".

"Pero si continuamos como hasta ahora, no tenemos ninguna posibilidad de lograrlo", advierten.

Plantean que deben mejorarse, como primera medida, las condiciones de vida, es decir, las circunstancias en que la población nace, crece, vive, trabaja y envejece, y luchar, además, contra la distribución desigual del poder, el dinero y los recursos.

"El desarrollo de la primera infancia determina de forma decisiva las oportunidades en la vida de una persona y la posibilidad de gozar de buena salud", afirman.

Se constata que unos 200 millones de niños en el mundo no se desarrollan plenamente, lo que tiene enormes consecuencias para su salud.

"Una buena alimentación es fundamental y empieza en el útero materno, lo que exige que la madre se alimente correctamente".

Por otra parte, el lugar donde vive la gente afecta a su salud y a sus posibilidades de tener una vida próspera.

Por ello, plantean que "para alcanzar la equidad sanitaria es esencial que haya comunidades y barrios que tengan acceso a bienes básicos, gocen de cohesión social y hayan sido concebidos para promover el bienestar físico y psicológico y protejan el medio ambiente".

En el plano laboral, "las malas condiciones de trabajo pueden hacer que el individuo se vea expuesto a toda una serie de riesgos físicos para la salud, que tienden a concentrarse en los trabajos de nivel inferior".

Los autores consideran que extender la protección social a toda la población en todo el mundo constituye un paso decisivo para alcanzar la equidad sanitaria en una generación.

En la actualidad cuatro de cada cinco personas en el mundo carece de seguridad social.

Respecto a la atención sanitaria, consideran que "es un bien común, no un producto comercial", por lo que recomiendan financiar el sistema sanitario "mediante impuestos o un seguro universal obligatorio".

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