En la frontera entre las provincias de Sevilla y Cádiz, entre los términos municipales de El Cuervo y Jerez de la Frontera, entre cañadas reales y huertos de labranza, se esconde, ahora seca, la laguna de Los Tollos. Pero renace cada primavera, a pesar de que los efectos de una explotación minera ilegal hayan destruido un paisaje que ahora va a ser restaurado. Esto llena de satisfacción a los vecinos de El Cuervo, que tienen en los alrededores de la laguna un lugar de encuentro desde siempre.
Mediante el Proyecto Life de Restauración Laguna de Los Tollos en los próximos cuatro años se van a invertir 7.947.463 euros, de los que la Junta de Andalucía pondrá el 60% y la Unión Europea el 40% restante. Serán para devolver a la laguna y su entorno el estado previo a que la explotación minera –entre 1976 a 1998– hiciera tres balsas y esquilmara las aguas del importante acuífero que corre bajo estas tierras de sur de la provincia.
Con algunos meses de retraso –estaban previsto para este otoño– los trabajos de restauración “empezarán en verano”, según aclara José María Cala, técnico del Ayuntamiento de El Cuervo y presidente de la asociación medioambiental Laguna de Los Tollos. Comenzarán por el cerramiento perimetral, trasplante de vegetación, limpieza y desescombro, para poder empezar luego con la labor más importante: “El bombeo del agua desde la corta de la mina hasta la laguna, la impermeabilización del hueco de la balsa y el posterior relleno con la tierra procedente de la explotación minera que está apilada en grandes montones a pocos metros, aunque seguro que hará falta mucho más”.
El agua que hoy llena la corta, y que no tiene la laguna, procede tanto de la lluvia como de la que se filtra del acuífero, de ahí la necesidad de impermeabilizarlo. Ya en la segunda etapa –aunque el proyecto se divide, para su ejecución, en una treintena de fases– se va a reforestar, “primero un cordón alrededor de la laguna, con matorral autóctono y tarajes, y después otro exterior de monte mediterráneo, con encinas, algarrobos y acebuches, entre otras especies”.
Por la salinidad de la laguna, hoy las tierras se ven secas y blancas. Su situación, a medio camino entre Fuente de Piedra y Doñana, la convierte en un paraje “muy importante por la gran cantidad de aves: flamencos, patos, fochas y especies amenazadas como malvasía, cerceta pardilla y el porrón pardo”, entre otras, que pasaban largas temporadas aquí, “sobre todo en primavera”, según apostilla.
Esta biodiversidad se mantiene, pese a los efectos de la explotación minera, aunque al ser una laguna endorreica, cada año se seca en verano. Este año, por las lluvias tan intensas, estuvo llena en primavera, “sobre todo de flamencos, también focha común, cigüeñuelas, diversos tipos de patos, zampullín, común y cuellinegro, y algunos ejemplares de especies amenazadas como calamón, malvasía y fumarel cariblanco”, según detalla. Sin embargo, toda esa riqueza no está dentro de la red de Espacios Naturales Protegidos por la Junta de Andalucía, “porque cuando se aprobó la ley, en 1989, estaba la mina”. En El Cuervo confían en que cuando esté recuperada le den “una figura de mayor protección”.
Cuando todo esté listo, Los Tollos se convertirá en fuente de riqueza para su entorno, tanto por el turismo, sobre todo el ornitológico, como por la cantidad de puestos de trabajo que va a crear. “Harán falta guardas, guías, monitores, y los turistas se pararán en los bares del pueblo”, augura el técnico municipal al respecto.