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Opinión

La leche que mamaron

"Escribo de mujeres y su trato en la política frente al trato que reciben los hombres"

el 18 jun 2012 / 19:10 h.

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Ya hace años, a pesar de su juventud, que tuve conocimiento de quién era Amanda. Recuerdo que iba a ser nombrada responsable del área de Juventud de IU en la misma asamblea que fue nombrada también miembro del Consejo Federal. Rondaría los veinte años. He tenido conocimiento, después de aquello, de que forma parte de la dirección federal de IU, de que ha sido máxima responsable de comunicación de IU, de que es abogada de profesión, de que como letrada lleva casos de inmigración, violencia de género y ha llevado casos ante el Tribunal Constitucional. No tengo la suerte de conocerla, sólo he escuchado hablar bien de ella por su valía y capacidad de compromiso personal y laboral desde que era muy joven.


Pero colorín, colorado... La semana pasada era nombrada directora general de Vivienda de la Junta y parece que toda su valía, su compromiso, su capacidad y su historia se hubieran quedado olvidados en el baúl del desván. De un plumazo para la derecha mediática y, lo que es peor, para muchos de sus compañeros de filas, Amanda se convierte en la hija a la que Willy Meyer ha enchufado en la Junta. Alguien pudiera pensar que la política es así de ingrata y descarnada y otra mucha gente, al amparo de lo políticamente correcto, pensará que la hija de alguien que negocia no puede verse beneficiada de la negociación. Pero no, el asunto creo que tiene tintes más profundos si partimos de la base de las diferencias de trato que tienen los nombramientos en la política.


Conocemos al hijo de Nicolás Redondo, de Suárez o de Ruiz Gallardón dedicados a la política, entendiéndose sus nombramientos como el resultado lógico de la gran valía y capacidad de gente que ha mamado la política desde la cuna. Pero parece que el ser mujer en esto también es un estigma. Hijas de políticos de toda la vida parece que la leche que hubieran mamado hubiera sido otra y no sólo Amanda Meyer sino Leire Pajín o Bibiana Aído, por citar las más recientes, parece que deben sus cargos a los entresijos paternos en los camerinos de la política. ¡Qué machismo! Que nadie malinterprete. Escribo de mujeres y su trato en la política frente al trato que reciben los hombres. Escribo de la actitud, algunas veces incluso denigrante, que tienen con algunas políticas jóvenes algunos medios y políticos. Escribo sobre una extraña simbiosis del machismo y crítica política despectiva. Escribo no de la leche que han mamado sino de la mala leche que gastan algunos. Curioso, siempre son mujeres de izquierda.

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