Mañana martes 13 de diciembre, el diario de sesiones del Congreso dará por zanjada la legislatura de la "desaceleración" económica para dar la bienvenida a la legislatura de la supervivencia. En poco menos de cuatro años, la crisis ha dejado a España irreconocible, pasando de ser un milagro y ejemplo para Europa a un perro sarnoso al que nadie quiere acercarse. Los cinco millones de parados que deja Zapatero y que han hundido al Partido Socialista en las pasadas elecciones son los mismos que han encumbrado a Mariano Rajoy a la presidencia del Gobierno. La tarea que éste tiene que abordar ("profundísima" reforma laboral y recortes aún por definir, entre otras muchas) le obligarán a buscar apoyos en el nuevo arco parlamentario. Y el resultado del 20N, tampoco en esto, se lo pondrá fácil.
"Nadie tiene nada que temer". Con estas palabras, Rajoy dejaba claro tras conocerse su victoria electoral que su compromiso es gobernar para todos y con todos. Que su mayoría absoluta no será la apisonadora soberbia con la que ejerció la suya el expresidente popular José María Aznar. Pero su declaración de intenciones ya empieza a resquebrajarse. El PP se niega a sentarse en la misma mesa con Amaiur (partido formado por Eusko Alkartasuna, Alternatiba, Aralar e independientes de la izquierda abertzale), que obtuvo siete escaños en su estreno en unas elecciones generales. Los populares sostienen que es un partido heredero de Batasuna -formación ilegalizada- y, por tanto, fuera de la Constitución.
Pese a todo, Amaiur reclama tener grupo propio en el Congreso de los Diputados. El precedente para solicitarlo, y para que se le conceda, no da, sin embargo, mucho margen al PP. En 2004, la Mesa del Congreso permitió a ERC formar grupo propio (entonces con ocho diputados) aunque no llegaban al 5% de los votos en la Comunidad Valencia, donde también concurrieron. El PP entonces presentó un recurso. El Constitucional avaló, tres años después, la decisión adoptada por la Mesa del Congreso. En dicha mesa, que tendrá que quedar constituida el próximo martes, el PP tiene garantizada la mayoría absoluta con cinco de los nueve sillones. Tres serán para el PSOE y uno, para CIU.
Con el reglamento en la mano (los partidos con menos de cinco diputados o con menos del 5% de los sufragios en toda España no pueden obtener grupo propio), los populares podrían mandar a Amauir al grupo mixto. IU, por boca de su coordinador general, Cayo Lara, y Gebai se han ofrecido a Amaiur para que consiga ese grupo propio.
Puente de plata a UPYD. Tampoco se entendería además una negativa a Amaiur cuando a la formación magenta de Rosa Díez se le están tendiendo puentes de plata. UPYD tiene incluso menos diputados que la formación vasca (cinco), pero el PP no sólo ve en este partido un aliado constitucional sino, sobre todo, un aliado parlamentario. Las medidas que Rajoy tiene que presentar en breve necesitarán de apoyo, el mismo que le puede ofrecer Rosa Díez. Y si el deseo de Rajoy es que su mandato sea recordado como el del diálogo y la unidad en tiempos de crisis, la colaboración de UPYD se antoja clave.
También será esencial el papel que juegue CIU. Los nacionalistas catalanes, crecidos tras sus resultados electorales (lograron 16 escaños pese a la política de recortes en materias tan delicadas como la sanidad), han dado muestras de estar dispuestos a negociar con el nuevo Gobierno las "medidas valientes" que tendrá que tomar. Pero con condiciones: "CiU hablará con el PP, del que esperamos un espíritu abierto si después quieren encontrar en nosotros un espíritu dialogante". No será en la crisis donde el PP de Rajoy tendrá que ganarse a pulso los consensos.
El nuevo presidente de Gobierno, cuyo debate de investidura empezará el próximo 19 de diciembre, tiene que negociar con los grupos políticos el fin de ETA después de que la banda terrorista anunciase antes de las elecciones generales el cese definitivo de la violencia. En este peliagudo asunto contará con la ayuda del PSOE, que estrenará legislatura sumido en la crisis interna fruto de la debacle electoral y con la mirada puesta en el congreso de Sevilla del que saldrá el próximo secretario general. El candidato Rubalcaba ya comprometió esta ayuda en el debate televisivo de la campaña.
Para este asunto será clave la persona que asuma el Ministerio del Interior. Rajoy tendrá que optar por un perfil de consensos y con experiencia. Las quinielas apuntan al todavía alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón. El escenario se puede complicar aún más a partir de la primavera de 2013, cuando están previstos los comicios autonómicos vascos.
Las encuestas empiezan a apuntar una victoria del PNV con papel destacado de Bildu, en detrimento del gobierno del PSOE con el PP, los interlocutores ideales para Rajoy. A partir de mañana martes, la maquinaria política se pone de nuevo en marcha. La primera parada importante será el 19 de diciembre, cuando arranca el debate de investidura de Rajoy. A continuación, éste dará a conocer a los ministros con los que espera sacar a España del atolladero económico en el que se encuentra. Y el 23 de diciembre, antes del discurso del Rey de Nochebuena, primer Consejo de Ministros, donde Rajoy aprobará sus primeras medidas.
A partir de mañana martes, Rajoy no podrá esconderse en su sede de la calle Génova, donde lleva recluido desde el día después de ganar las elecciones. La labor de oposición de los últimos ocho años pasará a la historia. Comienza la de presidente.
