Cofradías

La lluvia destroza el Lunes Santo

La Redención y San Gonzalo vieron frustada su estación y Vera-Cruz la completó sin imágenes, portando sólo el Lignum Crucis

el 02 abr 2012 / 20:57 h.

El misterio de San Gonzalo cubierto por plásticos.

Las inclemencias meteorológicas se han arrogado tristemente el papel protagonista esta Semana Santa. La ceremonia de la adversidad que sigue a un día de paraguas se nos ha hecho ya demasiado familiar. Son días de continuas consultas a los radares, de cabildos de oficiales intermitentes donde bailan sobre la mesa los porcentajes de lluvia, de compases de espera agotadores en el interior de los templos hasta apurar el último hálito de esperanza, de salidas con interminable suspense,  y sobre todo, en la mayoría de los casos, de severa desolación cuando las puertas de la iglesia no llegan ni siquiera a abrirse. Ayer, seis nuevas cofradías quedaron inéditas en el interior de sus templos y una, la Vera-Cruz, hizo estación sin sus imágenes, por lo que en las dos primeras jornadas de la Semana Santa suman ya once las hermandades que no han sacado sus pasos a la calle. Dos hermandades, La Redención y San Gonzalo, lo intentaron en vano, pero se vieron obligadas a refugiarse repentinamente cuando un enorme aguacero descargó con fuerza sobre la ciudad pasadas las siete de la tarde.

A esa hora, la cofradía de la Redención iniciaba su recorrido por Carrera Oficial. Los cerca de 1.200 nazarenos de la corporación de la calle Santiago habían puesto rumbo a la Campana a las 17.20 horas, con dos horas y media de retraso sobre el horario oficial después de que la junta de gobierno quemara todas las naves -y alguna más- en su persistente intento de echar la cofradía a la calle. Consumidos todos los recesos posibles, el hermano mayor, José Antonio Moncayo, justificaba la unánime decisión de su cabildo de oficiales de abrir las puertas de la iglesia enclavada en la antigua plaza de López Pintado. "La posibilidad de lluvia hasta las 18.00 horas es del 20-30%, y a partir de esa hora disminuye a prácticamente 0". Sin embargo, la predicción actualizada de la Agencia Estatal de Meteorología decía otra cosa bien distinta: el riesgo de "lluvias moderadas" entre las 17 y las 20 horas era del 60%. 

También en el Barrio León se apuraron todas las posibilidades horarias buscando una mejoría en el tiempo que nunca llegó. Pasadas las 17.30 horas, el alud de blancos nazarenos comenzaba a deslizarse San Jacinto arriba excluyendo de su recorrido la tradicional visita al asilo de la Fundación Carrere. El diluvio sorprendió al paso de misterio en el puente de Triana, donde las imágenes del Señor del Soberano Poder y de Caifás fueron resguardadas con unos severos capotes negros con capuchas que apenas permitían ver sus rostros. El resto de las figuras fueron enfundadas en plásticos. Fantasmal estampa. El misterio se refugió en la iglesia de la Magdalena, mientras el palio de la Virgen de la Salud volvió sobre sus pasos para buscar cobijo en la capilla de la Estrella. Con el cuerpo de nazarenos dividido -el del Señor en el interior de la Magdalena y el de palio regresando a la parroquia de San Gonzalo-, la junta de gobierno acordaba suspender la estación de penitencia y posponer un posible regreso a otro día. En el antiguo convento de San Pablo se recogió con una fregona el agua que rezumaba el misterio del Soberano.     

Por su parte, la hermandad de la Redención se abrió paso entre las sillas de Martín Villa para buscar refugio, compás abierto en las cuadrillas, en la iglesia de la Anunciación, templo desde el que la cofradía inició su regreso hasta la calle Santiago pasadas las 21.15 horas.

La sorpresa del Lunes Santo -y quién sabe si de esta Semana Santa- la protagonizó la hermandad de Vera-Cruz que, ante los adversos pronósticos, acordó realizar su estación de penitencia a la Catedral sin sus pasos, pero sí con su cortejo de nazarenos al completo cerrado por el Lignum Crucis, la reliquia del Santo Leño de la Cruz que porta un hermano nazareno en un relicario de plata y al que muchas personas se acercan a besar. El singularísimo cortejo desfiló ante una Carrera Oficial casi vacía en una decisión tan histórica como controvertida. 

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