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La macabra historia del brazo en la basura

Es espeluznante el relato del inmigrante boliviano que sufrió la amputación de un brazo mientras trabajaba y cuyo jefe tiró el miembro a la basura y lo abandonó cerca del hospital para evitarse problemas por tenerlo sin contrato. Espeluznante y representativo del desamparo que sufren decenas de miles de trabajadores extranjeros explotados por expresarios sin escrúpulos que desprecian las leyes y los derechos elementales.

el 16 sep 2009 / 04:09 h.

Es espeluznante el relato del inmigrante boliviano que sufrió la amputación de un brazo mientras trabajaba y cuyo jefe tiró el miembro a la basura y lo abandonó cerca del hospital para evitarse problemas por tenerlo sin contrato. Espeluznante y representativo del desamparo que sufren decenas de miles de trabajadores extranjeros explotados por expresarios sin escrúpulos que desprecian las leyes y los derechos elementales.

Al margen de los detalles macabros de la historia (el dueño de la panificadora, ubicada en Gandía, le dijo que no contase cómo le había ocurrido el accidente y se deshizo del brazo "porque estaba en muy mal estado"), en este caso, que se encuentra ya en manos de los tribunales, hay que destacar dos hechos positivos: en primer lugar el papel jugado por los sindicatos, en concreto CCOO, que ha asumido la gestión de la denuncia y está prestando al trabajador accidentado y a su familia el apoyo necesario para hacer frente a esta tragedia. Y por otra parte, el suceso ha puesto una vez más de manifiesto el nivel de compromiso de los profesionales de la medicina en los hospitales públicos españoles: los médicos que asistieron a Franns Melgar Vargas trataron de reimplantarle el brazo de inmediato y acudieron a buscarlo mientras se localizaba a un cirujano especializado en este tipo de injertos y se trasladaba al paciente a un hospital de Valencia. Precisamente este celo profesional fue el desencadenante de que se destaparan las circunstancias en que se produjo el incidente.

Así, un ciudadano extranjero sin contrato y sin papeles ejemplifica que el sistema de universalización de la Sanidad lo es en efecto, que ni el contrato ni los papeles son necesarios para recibir la mejor asistencia y que esas garantías, problamente más que las de encontrar un trabajo digno y bien remunerado, son también las que atraen a los inmigrantes a la tierra prometida del mundo occidental.

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