En un momento dulce de su carrera, tras encarnar al general Armada en televisión y a punto de estrenar Esperpentos en cine, Juan Luis Galiardo recibirá hoy el homenaje del VI Ciclo de Cine Andaluz de Alcalá de Guadaíra en reconocimiento a su larga y brillante trayectoria. Galán irredento, Galiardo pide al fotógrafo que no lo retrate con demasiada luz. "El gran José Luis Alcaine me dijo que, a partir de una edad, hay que prestarse sólo a los primeros planos. Que la imagen dé el alma más que el rostro".
Sanroqueño de 1940, estudió en su juventud en Dos Hermanas, en San Hermenegildo. Ahora ha vuelto a esos parajes convertido en un actor consagrado, pero con la memoria intacta. "Esta mañana, al levantarme y oler los naranjos cercanos, el olor de mi juventud, sentí que entiendo cada vez menos las rencillas, las envidias... En este momento agradezco la siestecita en el sofá, el steak tartare, el café con un amigo... Todo eso es la placidez de la vida. ¿Los premios, el Goya, el Oscar? Lo disfrutan los demás más que tú. Pregúntale a Penélope [Cruz] los miedos, el agotamiento que ha pasado. Yo prefiero ahora homenajes como el de Alcalá, con arroz con perdiz", asegura.
En la víspera de su galardón se supo también que su colega Juan Diego será homenajeado en el Festival de Málaga, y es una noticia que le llena de gozo. Ambos encabezan el reparto de Esperpentos, la película de José Luis García Sánchez sobre textos de Valle-Inclán, además de la última adaptación del gran Rafael Azcona, que se proyectará hoy (20.00 horas) en el teatro Gutiérrez de Alba, y los dos abrieron un camino que no existía. "Fuimos los que participamos en el cine como andaluces fuera del folclorismo. Es curioso, además, que hayamos sido los dos actores que más veces hemos interpretado a don Juan", señala.
"Juan y yo hemos sido el ejemplo de que los egos, en lugar de restar, deben sumar. Luego se ha ido creando una pléyade de grandes actores andaluces, María Barranco, Manolo Morón y muchos más, nacidos de las escuelas de arte dramático de toda Andalucía... Tenemos motivos para sentirnos orgullosos", agrega Galiardo.
De su trabajo en Esperpentos asevera sin vacilar que "es, tras el Quijote [El caballero Don Quijote, de Manuel Gutiérrez Aragón], la obra cumbre de mi carrera. Tras alcanzar aquella cima, sólo era posible pasar por el talento de Valle-Inclán. Estar en Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán es algo que no tiene precio". "Mi próximo trabajo teatral será El avaro de Molière, que tampoco es un personaje cualquiera. La madurez está para hacer los grandes personajes. Has trabajado mucho toda tu vida con tu personalidad para conseguir diluirte en ellos", apostilla el actor.