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La Maestranza de Sevilla distingue la excelencia en el ruedo y la academia

La carpa instalada en el inmenso ruedo del coso del Baratillo volvió a ser el mejor escenario de la entrega anual de los premios universitarios y taurinos que concede el cuerpo nobiliario.

el 02 abr 2014 / 09:03 h.

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No por esperada fue menos comentada. La ausencia de Julián López El Juli, enfrentado con la empresa Pagés en invocación de un cacareado «respeto» sentenció su alejamiento definitivo de la plaza que lo vio abrir la Puerta del Príncipe hace ahora un año. Fue en la entrega de premios a los toreros más destacados y los alumnos universitarios con los mejores expedientes de cada promoción. Pero el diestro madrileño –que ha sido padre por tercera vez– prefirió enviar a su nuevo mozo de espadas, Alejandro Garrido, a recoger el diploma que lo acreditaba como triunfador de una Feria de Abril que concluyó siendo gravísimamente herido por un toro –el lunar negro– de un excelente encierro de Victoriano del Río que le impidió actuar en la tercera corrida que tenía contratada; con los toros de Miura. premios-maestranzaManuel Escribano sí recogió sus dos premios, correspondientes al autor de la mejor faena y la mejor estocada del ciclo. El joven matador de Gerena había entrado en la Feria del pasado año en sustitución de El Juli cosechando un sonoro triunfo que le devolvió a la primera línea profesional. Pero el gesto de Escribano se cimentó en el gran juego de los toros de Miura. Antonio y Eduardo Miura, sus criadores, recogieron las copas correspondientes al mejor toro de la feria, Datilero y la mejor corrida completa recibiendo la ovación más sinceramente cálida de la noche. De la misma forma, Diego Ventura hizo las veces como mejor rejoneador del ciclo abrileño 2013. Los banderilleros Juan José Trujillo y David Adalid –que subió al estrado con sus hijas– recogieron los diplomas que les acreditaban respectivamente como el subalterno más relevante y el autor del mejor par de banderillas de la pasada feria. Dentro del apartado de cuadrillas, el picador José Antonio Flor también recogió el premio correspondiente al mejor varilarguero de la feria. El joven novillero Juan Solís El Manriqueño, por su parte, recibió el vestido el torear que regala la Real Maestranza de Caballería al triunfador del ciclo veraniego de promoción de nuevos valores. Los siguientes clasificados, el madrileño Amor Rodríguez y el mexicano Juan Pablo Llaguno, recogieron el capote de paseo y el capote de brega, también donados por el Real Cuerpo. El acto, celebrado en una inmensa carpa instalada en el centro del ruedo de la plaza de la Real Maestranza de Sevilla que permitió salvar el viento inclemente y la amenaza de lluvia, contó con la presencia de las máximas autoridades académicas, militares y políticas de la ciudad, incluyendo la delegada del Gobierno, Carmen Crespo; el alcalde Juan Ignacio Zoido y el arzobispo Juan José Asenjo. Pero el indudable protagonismo de los hombres de luces se complementaba con la lista de 26 alumnos de las distintas escuelas y facultades que han merecido el reconocimiento del Real Cuerpo por su excelencia académica que otorga ese doble carácter taurino y universitario a un acto que constituye el mayor escaparate de la Maestranza en la ciudad de Sevilla. Javier Benjumea, marqués de Puebla de Cazalla y teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza recordó que en su génesis –se crearon en 1966– sólo se entregaban cinco premios correspondientes a las facultades de Derecho, Medicina, Filosofía y Letras, Ciencias y Arquitectura que se han multiplicado en los centros actuales. Benjumea también reiteró la «lealtad inquebrantable a la corona» del cuerpo nobiliario y realizó un detenido recorrido por sus numerosas actividades de mecenazgo y beneficencia precisando que los premios taurinos que se entregaron ayer cumplían sus Bodas de Oro. Antonio Ramírez de Arellano, rector de la Hispalense, destacó en su turno que «los maestrantes, los universitarios y los toreros tenemos que rendir culto a la excelencia». En esa línea añadió que «la mejor receta para salir de la crisis es recuperar la cultura del esfuerzo».

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