Cultura

La Maestranza inicia una nueva edad

Las obras ya son una realidad. Una enorme grúa instalada en el patio de arrastre de la plaza de la Maestranza es la señal exterior del comienzo de esta remodelación que reducirá parcialmente el aforo del histórico coso y adecuará la seguridad de las gradas impares a la normativa autonómica vigente. Foto: J.D.

el 15 sep 2009 / 17:20 h.

Las obras ya son una realidad. Una enorme grúa instalada en el patio de arrastre de la plaza de la Maestranza es la señal exterior del comienzo de esta remodelación que reducirá parcialmente el aforo del histórico coso y adecuará la seguridad de las gradas impares a la normativa autonómica vigente.

Esta importante iniciativa, primera fase de un proyecto más ambicioso que podría afectar en el futuro a la totalidad de las gradas del coso del Baratillo se suma al complejo proceso constructivo del Real Coso, iniciado en pleno Barroco y culminado en su actual fisonomía en el Regionalismo, bajo los postulados de los grandes arquitectos sevillanos Aníbal González y Juan Talavera, responsables de la piel de ladrillo que caracteriza en la actualidad a los tendidos de la plaza y forjadores de la Sevilla de la Exposición de 1929.

La intervención, que en esta primera fase afectará a las gradas impares que se levantan entre el palco de los maestrantes y la reja que separa el sol de la sombra -el lugar donde se ubica la banda de música del Maestro Tejera-, habrá de estar culminada un mes antes del Domingo de Resurrección, comienzo oficial de la temporada taurina en Sevilla, para que la empresa Pagés pueda abordar su particular logística de acomodo de los antiguos abonados y del nuevo taquillaje de la plaza.

Según declaró en su momento el arquitecto responsable de las obras, José María Carbajal, la complejidad y magnitud de estas obras -en caso de que la Real Maestranza decida extenderlas a la totalidad del edificio- obligaría a dividirlas en cinco fases a realizar entre los inviernos de 2008 y 2013, aprovechando los meses de inactividad taurina.

La actual intervención implica la supresión de cuatro de las actuales 10 filas de las gradas si sumamos los balconcillos. La nueva disposición incluirá dos filas de bancos de madera en la delantera, separadas por un amplio pasillo de evacuación tras el que se dispondrán sólo cuatro filas de gradas que verán aumentado sensiblemente el espacio individual de cada localidad.

Actualmente, los espectadores que ocupaban las localidades altas de la plaza, especialmente en los días de no hay billetes, carecían de pasillos verticales para acceder a unos asientos inexistentes para apretujarse en un espacio muy reducido en el que las posaderas de unos complicaban la colocación de los pies de los de atrás. A esto se unían los grandes problemas de visibilidad.

Con la actual obra se habilitará una escalera en la mitad de los espacios delimitados por los vomitorios. El resultado final, lejos de desentonar con la fisonomía actual del coso, armonizará aún mejor con las líneas arquitectónicas de la plaza. Sendas barandillas de hierro forjado con pasamanos de madera y remates en bronce fundido separarán las dos hileras de bancos -en un principio el arquitecto habló de sillas de tijera- de las cuatro filas de grada, que diferenciarán el asiento del espacio para apoyar los pies.

Los efectos colaterales de esta intervención serán la drástica reducción del aforo de la zona que ahora se está obrando, que pasará de 1.614 a 849 espectadores, y la más que previsible y sustanciosa subida de las localidades. En caso de culminarse la remodelación total de todas las gradas de la plaza, el aforo de la misma pasaría de los cerca de 13.000 espectadores actuales a 10.000.

  • 1