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Salud

"La malnutrición enferma ya a los niños del primer mundo"

Joseph Bellanti, pediatra de inacabable currículo, recogió el último de sus doctorados Honoris Causa, por la Universidad CEUSan Pablo, el 28 de enero.

el 07 feb 2015 / 08:00 h.

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Sevilla 30/01/2015 Entrevista al Dr. Bellanti.<br />

FOTO: Pepo Herrera El doctor Joseph Bellanti es director del Centro Internacional de Estudios Interdisciplinares de Inmunología del Medical Center de la Universidad de Georgetown (EEUU). Acumula premios como el E. Mead Johnson de Investigación en Pediatría, doctorados honoris causa (Georgetown, Palermo, Madrid) y ha escrito más de 500 artículos y un libro de referencia sobre las inmunodeficiencias. Acudió el jueves 29 de enero a Sevilla para ofrecer una conferencia sobre su especialidad organizada por el Colegio de Médicos. La entrevista se desarrolló a ratos en inglés, a ratos en español y en italiano en la recepción del hotel Inglaterra. —¿Qué es la inmunodeficiencia primaria, su especialidad? —Es una enfermedad de los niños, también de los adultos. Y consiste en la ausencia completa del sistema inmunitario:células, etcétera. Este sistema nos protege de agentes infecciosos. Algunas veces el sistema inmune no trabaja lo bien que debiera y el paciente comienza a sufrir infecciones recurrentes. He venido a Sevilla para explicar a los médicos cómo pueden diagnosticarla, porque no es fácil. —Estas inmunodeficiencias son nada menos que 220 enfermedades. ¿Cuál de ellas es la más relevante? —Estas 220 enfermedades afectan por lo común a dos áreas:las células y los anticuerpos. Lo más común es la ausencia de anticuerpos, una enfermedad que se llama agammaglobulemia [incapacidad para producir gammaglobulina: esta ausencia impide la producción de anticuerpos]. Además las inmunodeficiencias pueden ser primarias o de origen genético o secundarias, que responden a muchas causas. La más típica es la desnutrición de los niños de África, que provoca una respuesta del sistema inmune no buena ante los parásitos, etcétera, aunque también está en este grupo el sida, causada por la infección del virus VIH, las causadas por otros virus, el cáncer, enfermedades, drogas o medicamentos inmunodepresores. —¿Por qué son difíciles de diagnosticar? ¿Con qué se pueden confundir las inmunodeficiencias? —Es importante que el médico las reconozca, que piense que detrás de algunas infecciones pueden estar las inmunodeficiencias. Para ello debe tener en cuenta un historial de infecciones recurrentes más frecuentes de lo normal: por ejemplo, 8-10 infecciones en un niño, principalmente por virus; infecciones en el oído, sepsis, artritis... son señales importantes de que puede haber una inmunodeficiencia. Las inmunodeficiencias primarias sólo se diagnostican en los países desarrollados:porque hacen falta medios, un sistema de salud que funcione correctamente. —En los países desarrollados también hay malnutrición infantil, sobre todo desde que empezó la crisis. —Sí. Esa mala alimentación es muy importante. Es la mayor causa de desarrollo de inmunodeficiencias en los niños de los países desarrollados. —¿Desde cuándo se investigan las inmunodeficiencias? —El primer caso detectado se produjo en EEUU, a cargo del coronel Bruton, del hospital Walter Reed (instalación militar Washington DC, cerrado en 2011). Fue en 1952. Estudió a un niño de 8 años que sufría de infecciones en el oído y en los pulmones una y otra vez. Era además un médico clínico, no un investigador. Pero este caso abrió el campo después a la inmunología. Trató a este niño con gammaglobulina inyectada por vía intramuscular con éxito, por cierto. Y después se fueron descubriendo otros casos, otras células... se establecieron dos brazos. Uno, el B de la gammaglobulina que lucha contra las bacterias; y otro, el T de la protección contra los virus y hongos. —¿Se curan entonces? —Sí. Hay tratamiento para las inmunodeficiencias. La más importante es la gammaglobulina, ahora por vía subcutánea o intravenosa. Para los casos más complicados están los centros especializados, los trasplantes de médula ósea o los remedios genéticos, pero esto sólo es posible en los centros más avanzados. —¿Hay algún personaje histórico que haya sufrido inmunodeficiencia? —Um... la esposa de nuestro presidente Roosevelt, Eleanor (1884-1962). Enfermó de inmunodeficiencia secundaria y murió de tuberculosis. No le fue diagnosticada esa inmunodeficiencia en vida. Fue además tratada con esteroides, un medicamento que bajó su respuesta inmunitaria, y ese tratamiento le produjo una meningitis. —¿El estrés y la vida moderna producen inmunodeficiencias? —La cultura ha cambiado. Por ejemplo, llevar a los niños a la guardería es llevarlos a un lugar lleno de infecciones, virus, hongos y parásitos. Y en cuanto a los adultos, influye mucho el tipo de trabajo y la dieta, son muy importantes. La ausencia de proteínas y la desnutrición fomentan estas enfermedades. También el fumar y las alergias no controladas, entre otros muchos factores. —¿Qué países se distinguen por contribuir más a la investigación en inmunodeficiencia? —Son muchos. Estados Unidos y también Europa:Francia, Alemania, Italia, España, Suecia... —¿Los recortes han hecho mella en la investigación de estas enfermedades? —Los recortes son un problema en todas las partes del mundo, también en EEUU. No tenemos mucho dinero para apoyar las investigaciones y esperamos que aumente en el futuro. —¿Influye en la difusión de estas enfermedades el contar con un sistema sanitario universal como el de España, por ejemplo, frente al de EEUU, más restrictivo? —Es una buena reflexión. En EEUU estamos cambiando el sistema de atención sanitaria, lo que llamamos Obamacare, impulsado por el presidente Barack Obama. La idea es proporcionar un seguro médico a la gente que carece de él y nunca ha tenido antes asistencia sanitaria. Creo que [Obama] tiene razón en propiciar este cambio. Con un sistema de mayor cobertura la gente puede ir más al médico y aumentará el diagnóstico de las enfermedades relacionadas con las inmunodeficiencias. Algo está cambiando en los EEUU, y en España, por cierto, tenéis un buen sistema sanitario. —¿Se puede prevenir o, al ser enfermedades genéticas, no hay nada que hacer? —Eso ocurre con las inmunodeficiencias primarias. Las secundarias no tienen un origen genético. Se previenen con buena nutrición, proteínas... en el caso de las inmunodeficiencias primarias algún día seremos capaces de modificar los genes y entonces sí se podrán prevenir. Y bueno, luego está el sida. Se previene evitando el contagio. —Lo primero que he encontrado de usted en internet es su perfil de Facebook ¿Ayudan a la divulgación científica y sanitaria las redes sociales? —Las redes sociales han mejorado el acceso a la asistencia sanitaria. Ese sistema de redes sociales es importante, aunque tengamos un problema: la difusión, a veces, de información que no es correcta. Pero en general las redes sociales sí que son una cosa buena.

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