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La maraña griega nos atrapa

Los griegos no sólo deciden este domingo si salen o no del euro, sino que con sus votos condicionan el futuro de la propia Eurozona. El mundo está en vilo.

el 16 jun 2012 / 11:08 h.

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Grecia no sólo se juega este domingo su futuro, también en Grecia se juega hoy el futuro del euro. Se trata de unas elecciones trascendentales, de las que hacen historia. Si triunfan las fuerzas partidarias del no al rescate, la puerta está abierta para que el país abandone el Eurosistema. Si así ocurre, sus consecuencias serían terribles y abocarían a una gigantesca incertidumbre económica de cariz mundial. Europa está en vilo y especialmente España.

A las 21.30 horas (una menos en España) se conocerán las primeras estimaciones fiables sobre el resultado de las elecciones helenas anticipadas. Para entonces se sabrá si será de nuevo el conservador Nueva Democracia el ganador o si, por el contrario, será la Coalición de Izquierda Radical (Syriza), contraria a los recortes, la que se haga con el bonus de 50 diputados que establece la legislación electoral griega para el partido más votado, que le otorgaría una clara ventaja para la formación de gobierno.

Durante la campaña electoral, Syriza, la gran sorpresa de los comicios del pasado 6 de mayo tras hacerse con el segundo puesto, ha mantenido su postura de rechazo frontal al pacto que incluye las contrapartidas del rescate griego de 130.000 millones de euros que en 2010 aprobaron la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque aboga por la permanencia de este país en el euro.

"Grecia cambiará el domingo. Dejará atrás el miedo y la inseguridad y a aquellos que han intentado envenenar a Grecia con miedo e inseguridad, (Antonis) Samaras y (Evangelos) Venizelos", según dijo el líder de Syriza, Alexis Tsipras, durante el último gran acto de campaña celebrado el jueves en Atenas. Se refería a los líderes de Nueva Democracia y del Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok), a los que incluso calificó de "terroristas". "Aterrorizad a los terroristas este domingo con vuestros votos".

Los últimos sondeos muestran un empate entre Syriza y Nueva Democracia. Los conservadores han intentado en esta campaña recabar nuevos apoyos con vistas a las urnas con un cambio de postura con respecto al acuerdo para el rescate; ahora defienden su renegociación parcial, y no el cumplimiento incondicional. Quieren ganarse al indeciso. El objetivo, remoto, es lograr una victoria mayor que la del pasado mayo que les permita formar un gobierno de coalición que sí acepte las condiciones de los prestamistas internacionales, y que previsiblemente incluiría a la otra gran fuerza política tradicional de Grecia, el Pasok.

El discurso de Samaras se sostiene en que su partido es el único que garantizaría la permanencia del país en el euro. El regreso al dracma supondría -augura- una catástrofe económica. "El dracma supone la muerte inmediata", aseguraba el líder conservador el pasado domingo en declaraciones a la televisión nacional.

Mientras, por detrás de Nueva Democracia, Syriza y Pasok se situarán, o al menos eso pronostican las encuestas, Griegos Independientes, Izquierda Democrática y Partido Comunista Griego (KKE), como fuerzas minoritarias contrarias al rescate europeo. Por debajo del 5% de los votos podría quedar el partido neonazi Amanecer Dorado, que también logró importantes avances en las elecciones de mayo. Pero en esta ocasión los ultraderechistas apenas superarían el 3%, mínimo fijado por la legislación para entrar en el Parlamento.

Otras 14 fuerzas políticas y 58 candidatos independientes concurren a los comicios. 4.873 candidatos se postulan para ocupar 300 escaños.

Y LA POBREZA

La cruda realidad griega es que el paro ha alcanzado un nuevo máximo, con un 22,6% de la población activa sin trabajo, el doble de la media europea, según datos oficiales publicados por el Gobierno el pasado jueves correspondientes al cierre del marzo.

La política de privatizaciones y de recortes del gasto público impuesta por los prestamistas han provocado un incremento de la tasa de paro. Y esta pobreza es el caldo de cultivo para la violencia y la xenofobia, que crecen por las calles del país.

Su Producto Interior Bruto experimentó en el primer trimestre una contracción del 6,5% respecto al mismo periodo de 2011, lo que supone tres décimas más de lo recogido en la primera estimación publicada el pasado 15 de mayo, según la agencia griega de estadística, Elstat.

Quienes defienden que Grecia siga en el euro avisan de las consecuencias de un país todavía más empobrecido. Ante ello, el exprimer ministro George Papandreu urgió a sus conciudadanos a que apuesten por un Gobierno proeuropeo, "garante de la estabilidad nacional", en detrimento de fuerzas políticas que abogan por contravenir las directrices de Bruselas y volver a la antigua moneda nacional.

Y en medio, la presión de Europa, que se ha encargado de lanzar a los griegos dos mensajes de temor. Primero, no habrá más dinero sin compromisos de ajustes y sin que éstos realmente se cumplan. Y segundo, la puerta sí está abierta para que Grecia deje la divisa única, pero si lo hace, es posible que exista un corralito en el país, es decir, que los ciudadanos no puedan disponer de todos sus ahorros.

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