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La mayoría absoluta en Los Palacios y Villafranca está en el precipicio

El PSOE, tras 24 años en el poder, se enfrenta a su momento más crítico en el Ayuntamiento con una oposición en alza.

el 07 may 2011 / 20:07 h.

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Monumento que inmortaliza la unión de Los Palacios con Villafranca, justo en la salida hacia Utrera.

Entre los palaciegos de a pie se dice que la cosa está reñida, aunque hasta el momento lo que hay es un gobierno del PSOE con la mayoría más absoluta de su historia (13 de 21 concejales), conseguida por el actual alcalde, Antonio Maestre, en 2007. Era la primera vez que se sometía al dictamen de las urnas, ya que hasta entonces había ocupado el sillón que dejó libre su compañero Emilio Amuedo, regidor palaciego -se marchó al Congreso- que a su vez sustituyó a Domingo Chamorro, que llegó al poder en 1987. Desde entonces, es decir, desde hace un cuarto de siglo, los socialistas han ido a más en Los Palacios y Villafranca. En las dos legislaturas anteriores, los comunistas habían gobernado un pueblo que despertaba a las libertades pero que acabó algo decepcionado con las deliberaciones decretadas por el entonces primer edil, Juan Valle.

Ahora, su hijo, Juan Manuel Valle, lidera el partido de coalición Izquierda y Progreso-Izquierda Unida (IP-IU), que aglutina a todas las facciones de comunistas que descubrieron con los años la diseminación de sus votantes para bien del PSOE. Por eso se volvieron a unir. El partido de Valle hijo es el principal de la oposición, con cuatro ediles, aunque se quedó en los últimos comicios cerca del quinto. Junto al PP, es la alternativa seria de un posible cambio de gobierno.

Tanto uno como otro están muy esperanzados. Valle aseguró en el arranque de la campaña, el pasado jueves, que las encuestas le dan "un empate técnico con el PSOE". Por su parte, el alcaldable por el PP, Antonio Romero, aunque no ha encargado encuestas, sí dice conocer las de su adversario e insiste en que van a tener "un subidón espectacular". Teniendo en cuenta que los populares sólo suman dos ediles, duplicar ese número ya sería espectacular, si bien afirman en público y en privado aspirar a más.

La tercera fuerza en votos, a muy escasa distancia hoy por hoy del PP, es el Partido Andalucista (PA), liderado por Pedro Amalio Moguer con dos ediles también, y que presume de realismo hasta el punto de desprenderse de su discurso habitual de perseguir sólo acabar con la mayoría absoluta. Tal propósito no es poca cosa para unos partidos de la oposición que se atacan más entre ellos que al que gobierna, pese a las críticas unánimes por enchufismo y falta de transparencia, y sabiendo que el PSOE tendría que perder tres de sus 13 concejales, lo cual supondría alrededor de 2.000 votos.

Más allá de un posible cambio de gobierno, incluso la reestructuración de la actual corporación municipal, dependerá de las cañas que sean capaces de manejar los partidos para pescar en aguas ajenas. Y eso, aparte de un PP muy renovado con la innovación que supone, por ejemplo, llevar en su lista al hijo de una vieja gloria del socialismo local, sólo parece estar haciéndolo de verdad el PSOE. El partido de Antonio Maestre no sólo se ha desprendido en su nueva lista de algunas caras quemadas como la de Miguel Troncoso, hasta ahora consejero delegado de la sociedad Idelpa -la empresa municipal encargada de promover VPO en una etapa tan cuesta arriba como la de la actual crisis-, sino que ha incorporado rostros en absoluto ligados con la política y que difícilmente nadie hubiera pensado que estaban vinculados al socialismo: desde un líder de la hermandad del Rocío que puede suponer un nuevo cónsul socialista por territorios no indagados hasta ahora, Juan Antonio Poley; hasta el ex futbolista Joaquín Bornes, célebre por sus etapas en el Betis o el Recreativo; pasando por el pintor local Eduardo Ponce. Son nombres ilustres en un partido grande pero en horas bajas fundamentalmente por la carcoma que preocupa casi en exclusiva a la ciudadanía: el paro, de casi 7.400 desempleados, para constituir la tasa de paro más escandalosa de la provincia, según denunció recientemente el PP.

Tanto IP-IU como PA, si bien ostentan unas listas con una edad media rejuvenecida, no dejan de ser caras representativas de cada una de esas opciones políticas. Eso puede suponer una consolidación del voto fiel pero no la captación de votantes absolutamente nuevos. En todo caso, Valle insiste en que su partido debe ser el destinatario del "voto útil" para arrebatarle el gobierno al PSOE y cree firmemente que la mayoría de los votantes descontentos con éste irán a votar a IP-IU. Pero igual predica Antonio Romero, líder de un PP que ha hecho del "cambio" la palabra mágica de su larga campaña.

Por lo que han prometido públicamente los tres candidatos de la oposición, ninguno de ellos estaría dispuesto a servir de muleta al PSOE en el caso de que éste se quedara con diez concejales o menos. Pero tampoco parecen por la labor de un tripartito que escociera a los socialistas. Alguna combinación, como la de PP-PA no sería descabellada pero se confía poco en ella por cuestión de números. Más posible sería la de PP-IU, que en cambio sí es más improbable por incompatibilidad ideológica y desencuentros reales. Esto último tranquiliza al PSOE, cuyo líder, Maestre, aunque sus oponentes esgrimen las encuestas encargadas por él, se jacta de no echarles cuenta, porque su obsesión es "el trabajo que se ha hecho, que conoce el pueblo". También Moguer (PA) señala que la única encuesta que le interesa es la del 22 de mayo.

Por suponer y elucubrar, cabe esperar un gran pacto de la oposición o que siga gobernando el PSOE. Sólo en el caso de que éste lo haga en minoría, asoma la afilada amenaza de un plante en el pleno de investidura o una moción de censura en ese futurible al que el actual alcalde insiste en no temer porque sólo oye el vaticinio de su compañero el presidente de la Diputación, Fernando Rodríguez Villalobos: "No te preocupes, Antonio, que el PSOE seguirá gobernando aquí", le dijo en su acto de su presentación como candidato. "Como el PSOE se vea en minoría, no dura ni un cuarto de hora", coinciden casi literalmente en la oposición.

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