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La mayoría oculta de los gitanos

Un tercio de los romaníes vive en la exclusión pero la normalidad no es noticia

el 10 abr 2010 / 19:32 h.

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Ceremonia del río con la que los gitanos recuerdan a las víctimas de la discriminación.

Representan el 5% de la población andaluza y aunque un tercio de estos 300.000 ciudadanos viven en situación de marginalidad, son más los que llevan una vida normalizada, integrados y participativos en la sociedad, aunque esa mayoría sea la parte más oculta de la minoría étnica más numerosa en nuestro país.

Aunque siglos de discriminación hacia los gitanos no se borran de la noche a la mañana, por eso tiene un Día Internacional (8 de abril) para recordar sus dificultades, la presencia de gitanos en la política, las Fuerzas de Seguridad del Estado o la Universidad son pequeños pasos que no copan titulares pero reflejan un proceso más lento de lo deseable pero sumamente importante.

Es un camino labrado a base de pequeños gestos, como el del padre y los tíos de Manuel Flores, que probablemente nunca pensaron, allá por el 36, que al ingresar en la Guardia Civil para perseguir bandoleros estaban inaugurando toda una saga de agentes gitanos. O el de los padres de Carmen y Juan Silva, dedicados a la venta ambulante que impulsaron, sin discriminación por sexo, a sus hijos a labrarse un futuro estudiando Derecho, aunque a la abuela no le gustara que su nieta andara entre delincuentes. O el del jefe de Sandra Heredia, la primera universitaria de su familia, que tras terminar las prácticas en su hotel no dudó en hacer de esta chica de 24 años, hija de un joyero gitano cordobés, licenciada en Empresariales y Turismo y que domina el inglés y el francés, la responsable de recepción de su establecimiento, la cara del hotel ante sus clientes, aunque fuera más morena de lo habitual. O el de quienes decidieron luchar por los derechos de su pueblo desde dentro, metiéndose de lleno en la política, como los concejales del PP Antonio Heredia (La Línea) y Andrés Núñez (Chiclana) o Luis Rebeco, que impulsa en Jerez un partido fundado por gitanos para presentarse a las municipales de 2011.

Manuel Flores. Guardia civil

Los Flores, toda una saga en la Benemérita

Si en el flamenco hay amplias sagas de familias gitanas, la Guardia Civil también tiene la suya. Hasta 22 tricornios llevan el apellido Flores en la etiqueta. Manuel es la segunda generación. Hijo, sobrino, padre, hermano, primo y tío de guardias civiles, lleva 35 años en el cuerpo. “Nací en un cuartel”, recuerda este agente oriundo de Pruna (Sevilla) que actualmente presta servicio en en Trebujena (Cádiz). “Rara es la promoción en la que no hay alguien de la familia”, reconoce. La última es una sobrina, la primera mujer de la familia que ingresa aunque “curiosamente las mujeres de la familia, como mis hermanas, están casadas con guardias”. La oveja negra es un primo policía nacional pero fue, justifica, porque “se examinó y aprobó el ingreso en las dos, pero le llamaron antes de la Policía”.
Asegura que en  “esta empresa divina” hay más gitanos de lo que parece y él ha tenido compañeros en varios destinos, aunque eso no les ha “unido ni desunido más”. Tampoco influye en su trabajo. “Siempre he cumplido con mi deber y cuando ha habido un delincuente gitano se detiene y punto”. Reconoce que en su entorno más inmediato “no vivimos como otros gitanos, de hecho yo visito a otros familiares en Pruna o Málaga y tienen otras vivencias, creencias y hay cosas que me chocan. Por ejemplo, mis dos hermanos y yo no estamos casados con gitanas, y mis hijos tampoco”.

Carmen Silva. Abogada

Del comercio ambulante a la Universidad de Derecho

Carmen Silva, de 34 años, estudió la carrera de Derecho en la Universidad Hispalense, como su hermano Juan, compaginando los libros con el negocio familiar de venta ambulante, al que tenía que ayudar. Sus padres no pusieron impedimento a que estudiara por ser mujer, ni tampoco a la carrera elegida. “Sólo a mi abuela no le gustaba porque no quería que andara entre delincuentes, me decía que por qué no estudiaba para maestra”, recuerda. No obstante, reconoce que su experiencia “es un granito de arena en las familias gitanas, porque sólo el 1% llegamos a la Universidad”. En su promoción, sólo coincidió con un compañero gitano. Su trabajo en el servicio jurídico de la Asociación de Mujeres Gitanas de Andalucía (Amuradi) se centra sobre todo en asesorar y hacer trámites administrativos porque “hay usuarios que se ven inmersos en procesos que con un simple escrito se resuelven”. “Filtramos los casos e intervenimos cuando un usuario está en proceso de integración y vemos que se puede paralizar, no es un abogado gratis para cualquier gitano con un problema judicial”, explica. Aunque no se mueve mucho en los juzgados, recuerda una anécdota de un abogado amigo de su hermano, no gitano, que acudió una vez sin traje y con barba porque habían detenido a un cliente gitano suyo “y la policía lo trato fatal porque creían que era un familiar”.

Antonio Heredia. Concejal en la línea (Cádiz)

Un pie en la política para mover el mundo

 Fue una ex edil de San Roque, Rosario Flores, quien dio a Antonio Heredia el impulso definitivo para meterse de lleno en política. "Me dijo que el movimiento asociativo estaba bien pero que los hilos se mueven en la política", recuerda. Antonio, de 36 años y natural de La Línea (Cádiz), estaba inmerso en la Unión Romaní y "como muchos ciudadanos, veía la política como algo lejano" hasta que decidió dar un paso más y se afilió a un partido. Primero fue el GIL, aunque tras su disolución, pasó al grupo mixto y finalmente al PP donde dice encontrarse "muy a gusto". Considera un "estereotipo que todos los gitanos tengan que ser de izquierdas". "Entiendo que al salir de la dictadura la tendencia fuera a la izquierda pero los que no hemos vivido esa época vemos que el PP no tiene nada que ver con eso e ideológicamente, la diversidad es importante", defiende. Desde 2001, es concejal del Ayuntamiento linense, donde durante tres legislatura ha pasado por las concejalías de Minorías Étnicas, a la que luego se añadió e Inmigración, y actualmente lleva Participación Ciudadana. Aunque reconoce que aún son pocos los gitanos en política, "de unos años para acá, después del boom asociativo, participamos cada vez más en las listas electorales", una participación que defiende porque "la política es lo que mueve el mundo y lo que nos puede ayudar a progresar".

Luis Rebeco. Fundador Partido Gitano

Un partido gitano que gobierne para todos los jerezanos

A Luis Rebeco también le interesa la política pero, tras militar durante veinte años en el PSOE, sentía que no le daban “paso” para participar en la política de su pueblo, Jerez. “Habíamos cuatro o cinco gitanos pero sólo nos hartamos de pegar carteles y trabajar mucho”, afirma. Desde hace un año prepara la fundación de un partido impulsado por gitanos en la localidad gaditana con el que aspira a presentarse en las elecciones municipales de 2011. “Estamos redactando los Estatutos y yo creo que para junio ya estará constituido oficialmente. Tenemos unos mil afiliados”, asegura. Rebeco afirma que, aunque el objetivo es que lo impulsen gitanos porque “queremos formarlos para que se impliquen más en la política activa, sobre todo a los jóvenes”, el partido quiere gobernar para todos porque “en Jerez no tenemos problemas de discriminación como en otras ciudades, hay pocos jerezanos gitanos puros y también son pocos los que no tienen nada de gitanos, estamos asentados desde hace mucho y la integración es plena”, asegura. Rebeco define el ideario del partido, que aún no tiene nombre, como “de centro” cuyo objetivo es “crear riqueza para Jerez, ayudando a las pymes, porque está acusando especialmente la crisis políticas de empleo y sociales para los colectivos más desfavorecidos, especialmente los inmigrantes.

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