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La mierda para el que se la trabaja

A nadie le gusta que le jodan. Siempre, tú tienes que pensá dos veces: ¿Quién se come la mierda cuando aparece? Ésta es la estrofa de una canción que oí recientemente en una emisora de radio poco después de escuchar el boletín horario de noticias donde se informaba del debate que deberá iniciarse en España sobre la energía nuclear.

el 15 sep 2009 / 02:47 h.

A nadie le gusta que le jodan. Siempre, tú tienes que pensá dos veces: ¿Quién se come la mierda cuando aparece?

Ésta es la estrofa de una canción que oí recientemente en una emisora de radio poco después de escuchar el boletín horario de noticias donde se informaba del debate que deberá iniciarse en España sobre la energía nuclear. Ya se sabe que en 2010 termina el plazo para que algunas centrales nucleares terminen su vida activa, salvo que el Gobierno conceda la correspondiente autorización para prorrogar su actividad. Hablar de nucleares sin hacer referencia al problema de los residuos radioactivos es cortar el debate por el sitio que más interesa a los defensores de esa fuente de producción energética. Nadie va a poner ahora en duda la seguridad de las centrales, pero muchos siguen preguntándose por la situación de los residuos de esas instalaciones. El verano pasado, el Ministerio de Industria hizo un tímido intento al sondear a los ayuntamientos que estarían dispuestos a albergar en su territorio semejantes desperdicios. La prensa de entonces se hizo eco de que habían sido varios los ayuntamientos que se habían dirigido a dicho ministerio en busca de información. No me sorprendió que la mayoría de los ayuntamientos representaran a pueblos de zonas deprimidas y con un nivel de renta por debajo de la media nacional. Seguro que el ministerio anda tanteando a los municipios más deprimidos para engatusarles, vía euros contantes y sonantes, y endosarles lo que no quiere nadie.

En una España donde los responsables gubernamentales comunitarios autonómicos andan modificando sus estatutos de autonomía para dejar escrito, amarrado y legislado que lo suyo es suyo cuando lo suyo esté dentro de su territorio, y que lo que empiece y termine en otros se trocee y cada uno se quede con su parte. Cuando se escribe en esos Estatutos cuánto dinero tiene que invertir el gobierno de España en cada territorio, en función de la riqueza del que escribe o de los habitantes del que tiene menos riqueza, o de la deuda histórica, etc., etc., sorprende que nadie escriba en sus nuevos estatutos la parte correspondiente de mierda que se deben comer en función de su riqueza.

A nadie le gusta que le jodan, dice la estrofa de la canción citada, pero la historia de España demuestra quiénes han sido históricamente los jodidos. Cuando, por parte de algunos, se habla de balanzas fiscales resulta necesario recordar que la situación que determinadas zonas están viviendo en la actualidad es la consecuencia directa del nacionalismo económico español del siglo XIX y del siglo XX.

Ocurre que la nueva distribución del poder que se ha hecho en España ha dotado a todos los territorios de gobiernos elegidos democráticamente, cuya misión, entre otras, es velar por los intereses de sus ciudadanos, con el fin de que se acaben las decisiones arbitrarias del poder central que beneficiaba a unos en perjuicio de otros. Y los territorios jodidos históricamente han decidido que ese cuento ya no cala y que a otro burro con esa cebada, es decir, la mierda para el que se la trabaja. De tal forma que el ministerio debería arbitrar un mecanismo por el que la mierda se distribuya territorialmente en proporción directa al que la genera. Y está demostrado que cuanto más rico, más mierda. No hay más que asomarse a los contenedores de basura de los distintos barrios y zonas de España, además de a las estadísticas, para comprobar que eso es así. ¿Cuáles son las zonas de España que más energía consumen procedente de centrales nucleares? Que el ministerio lo aclare y que actúe en consecuencia. ¿No hemos quedado estatutariamente que a más PIB más inversión del Estado? Pues, eso, a más kilowatios nucleares consumidos, más cementerios para almacenar los residuos que generan esas bonitas plantas. No sería justo que, si siendo más rico se quiere más inversión, siendo más consumidor se quiera que el cubo de la basura esté en las zonas donde menos se consume. Ya no vamos a permitir la situación preautonómica que consistía en que unos se comían el huevo frito que se freía en casa del vecino que se quedaba sin el huevo y con la bombona de butano.

Puesto que el Ministerio de Economía ha decidido hacer públicas las balanzas fiscales territoriales para que se vea lo bien que les va a algunos en la vida y lo desgraciados que son otros, estaría bien que el Ministerio de Industria publicara las balanzas energéticas para que observemos quiénes consumen, dónde se produce lo consumido y dónde se paga fiscalmente por lo producido. Y más interesante aún, que el Ministerio de Defensa haga públicas las balanzas militares para que sepamos qué territorios aportan más soldados a la defensa nacional y cuales menos. Y ya que se ha abierto la veda, ¿qué tal si el Ministerio del Interior publicara la balanza policial para ver cuántos policías y guardias civiles aporta cada territorio y cuántos de los aportados cayeron en la lucha contra ETA y de qué territorios procedían? Sería un espectáculo si al final descubrimos que a balanzas fiscales más negativas (pagar más y recibir menos) balanzas militares y policíacas más negativas (aportar menos y recibir más).

Era falso que España se rompiera, pero comienza a ser cierto que cada día resulta más difícil entender qué significado tiene esto de ser español. España no se rompe pero España es incomprensible.

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