Cultura

'La mirada indiscreta' o un tributo al voyeurismo y a Amy Winehouse

el 11 feb 2012 / 19:09 h.

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El_Centro de las Artes de Sevilla (i+caS), en el Monasterio de San_Clemente, acoge hasta el próximo 10 de marzo La mirada indiscreta, una exposición del artista y diseñador gráfico Manolo Cuervo, en la que la que este sevillano intenta transmitir cómo la visión subjetiva de la realidad hace que ésta pueda percibirse de distintas formas. Para ello, utiliza la mirada de los fotógrafos, capaces de captar en un instante lo que para otros pasaría inadvertido.

Cuervo exhibe una serie de obras construidas con pintura, dibujo y fotomontajes, a partir de la técnica pictórica del dripping -propia del arte abstracto-, en la que muestra cómo la fotografía se convierte en el personaje central de la obra.

Además, Manolo Cuervo presenta como icono principal de su muestra el ojo, concretamente el de Amy Winehouse, con ese rabillo tan característico, que se emplea como una metáfora de la percepción, convirtiendo así La mirada indiscreta en un homenaje a la fallecida cantante de soul.

La serie expuesta en el caS se comienza a realizar a principios del verano de 2011. Sobre unos fondos que recuerdan la abstracción de su primera época, aunque aquí están realizados con la técnica del dripping, se sitúan unos símbolos que se van repitiendo: la fotógrafa sería el personaje central de la obra, y se nos representa enfocando con su cámara algo que el espectador no ve, como si fuera un voyeur mirando indiscretamente. Otros elementos serían las formas imposibles, ilusiones ópticas ya clásicas, como las manos con seis dedos y la copa formada por el perfil de una persona que se mira a sí misma, o el caballete, que hace referencia al artista y al espectador.

En 1975 Manolo Cuervo tiene 20 años y realiza uno de sus primeros carteles para un ciclo de conferencias cuyo tema era La percepción visual en el arte. De esa época es una serie de obras geoabstractas titulada Ventana al mar, que se desarrolla hasta principios de los ochenta. Sobre los fondos de las obras, gestuales y coloristas, se disponían imágenes geométricas monocromas, algunas de las cuales tienen cierta relación con las formas utilizadas en sus últimos trabajos.

En los ochenta, época de grandes cambios, no sólo en lo político y social, sino también en lo artístico, la pintura de Manolo cambia, como la de muchos artistas de su generación y se llena de color, pudiendo ser encuadrada entre la figuración expresionista y el pop. De esa época son la serie Tahití, donde refleja sus vivencias más íntimas, y otras como la dedicada a Jimi Hendrix. Durante aquellos años la joven pintura sevillana está en pleno auge, aunque Manolo Cuervo sigue pintando y participa en distintas exposiciones, va centrando su trabajo en el diseño gráfico, con un lenguaje más dinámico y moderno al fusionar la pintura, el dibujo y los fotomontajes. Precisamente esto se puede descubrir en La mirada indiscreta, que además reflexiona sobre cómo la visión que uno tiene de la realidad determina su relación con ésta y, por tanto, la representación que hace de ella.

La exposición puede verse de martes a sábados de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00 horas.

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