Local

La mitad de los 400 sin techo de Sevilla rechazan ayudas sociales

Se ven, por ejemplo, en la calle Imagen. Allí, un hombre de mediana edad, con la mirada perdida, va cambiando de portal con su litrona en la mano. Tiene una herida en la rodilla seguramente profunda, pero no se ve porque la ha cubierto un cascarón de sangre seca que le resbala por toda la pierna. Él es uno de las 400 personas sin hogar que se reparten por las calles de Sevilla. También forma parte del 50% de ellas que se niega a recibir ayuda. Ni siquiera para curarle la herida. El equipo de emergencias del Cecop Social lo ha intentado, pero el hombre se niega.

el 22 ago 2010 / 19:38 h.

TAGS:

Un miembro del equipo de apoyo charla con dos personas que viven en una tienda de campaña.
La calle Imagen forma parte de una zona habitual de personas sin hogar. "Pero donde más hay, con diferencia, es en la Macarena", afirma Manuel Sánchez, trabajador del Cecop y miembro de la Fundación Rais (Red de Apoyo a la Integración Sociolaboral). A dicho barrio le siguen el Centro y Triana aunque, como explica Felipe García, gerente de Rais, "la parte visible es el 10%, la mayoría se sientan a nuestro lado y no nos damos cuenta".

En los últimos años, el perfil de las personas sin hogar se ha difuminado. Antes se hablaba de un varón de entre 41 y 65 años, soltero, con poca formación, problemas de salud, alcoholismo y un historial de larga permanencia en la calle. Eso era antes. "Recuerdo un hombre que había trabajado en Lipasam recogiendo cartones y se preguntaba cómo podía la gente llegar a vivir así", cuenta Felipe. "Un día, me lo encontré en la calle".

Nuevo perfil. Ahora se manejan nuevos y más amplios perfiles que rompen estigmas tradicionales, ya que, por ejemplo, de los 400 sin techo que hay en Sevilla, el 30% no consume nunca ningún tipo de droga. Hoy están los inmigrantes, las mujeres maltratadas, los jóvenes con problemas familiares o los drogodependientes. También las personas de edad avanzada, que han aumentado desde que empezó la crisis porque o bien subsistían gracias a trabajos temporales que perdieron, o bien porque su pensión no les permitía seguir viviendo bajo un techo. En verano, Rais se encuentra otro nuevo perfil: ancianos, normalmente con problemas mentales, cuyas familias se van de vacaciones y los dejan en manos de servicios sociales, albergues o, directamente, solos en casa. "Después del verano, algunas familias vuelven a recogerlos, pero otras, una vez que ya han roto el vínculo, es difícil que regresen", comenta Felipe. En lo que llevamos de verano, desde el 1 de junio hasta el 19 de agosto, el servicio de emergencias del Cecop Social ha realizado 1.975 intervenciones, una media de 23 diarias. Sus destinatarios han sido tanto personas sin hogar como víctimas de violencia doméstica, ancianos que viven solos, chabolistas o familias que se han quedado en la calle.

La época estival favorece el éxodo de personas sin hogar a zonas costeras, buscando alguna posibilidad de trabajo o, simplemente, limosna entre los turistas. Pero no todos pueden, o quieren, irse, por eso son más visibles en una Sevilla desierta. El Cecop Social se encarga de repartir agua y de realizar rutas por el barrio de Triana y el Centro, en especial en el entorno de la calle San Luis, en la Macarena y en la zona más cercana al Guadalquivir. A pesar de las altas temperaturas, el coordinador del servicio asegura que el invierno es la época más dura: "Una tromba de agua o una hipotermia por el frío puede matar a cualquiera".

Demanda social. "La sociedad, por la educación que hemos recibido, demanda una respuesta ante este problema de hoy para mañana", explica Manuel Sánchez, trabajador del Cecop Social. "Pero puede que la persona no pueda o no quiera, o que sufra un deterioro físico que le impida hacer cosas normales como ducharse o subir unas escaleras". Además, las vivencias que hay detrás de alguien sin hogar son cruciales para que pueda salir de la calle. "Ahora estamos trabajando con una mujer que creemos que ha sufrido la guerra de Kosovo. Imagínate qué puede pensar cuando ve a la Policía acercándose a ella o desalojándola de algún sitio, creerá que le van a hacer cualquier cosa o que van a caer bombas otra vez", relata en este sentido Felipe.

El coordinador de la Fundación Rais afirma que en los últimos tres años "ha habido un aumento de recursos importante en Sevilla". Al centro de acogida municipal, que dispone de 165 plazas, se han sumado el centro de baja exigencia Juan Carlos I y las iniciativas de colectivos como Cáritas y Amigo, además de la unidad móvil con la que trabaja el servicio de emergencias del Cecop. "Hay que construir tejidos sociales que nos ayuden a solucionar este problema. Si nosotros convencemos a una persona para que vaya al médico y después lo expulsan del centro, es un paso atrás inmenso, hemos trabajado para nada".

  • 1