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La moda del antisindicalismo

La crisis económica está destapando el racismo y la xenofobia, señalan los titulares de la prensa española ante los casos registrados en Reino Unido e Italia, fundamentalmente. Sin embargo, a ello hay que unir otro fenómeno que comienza a darse con especial virulencia en nuestra comunidad y es que la situación que atravesamos está poniendo de manifiesto...

el 15 sep 2009 / 22:18 h.

La crisis económica está destapando el racismo y la xenofobia, señalan los titulares de la prensa española ante los casos registrados en Reino Unido e Italia, fundamentalmente. Sin embargo, a ello hay que unir otro fenómeno que comienza a darse con especial virulencia en nuestra comunidad y es que la situación que atravesamos está poniendo de manifiesto, además, un antisindicalismo cada vez más exacerbado, sobre todo, por parte de aquellos que lo quieren instrumentalizar para sus intereses partidistas.

La presión que están sufriendo los dirigentes de los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, para que se sumen a las movilizaciones de protesta organizadas por el PP e IU, está rayando lo insólito por no decir que la más absoluta falta de respeto a ese principio básico de la convivencia social, que creíamos ya perfectamente asumido, como puede ser el del respeto a la autonomía sindical. Aquí quien no se somete a la agenda de determinados individuos, que han descubierto ya de mayorcitos la pancarta y la calle, está condenado a la hoguera, debe de ser marginado, señalado ante los demás como parte vergonzosa del "régimen" que nos atosiga. Todo lo que no sea obedecer a sus dictados, tiene que ser condenado ya que la verdad sólo está con ellos.

Posición envidiada por otros. Se está produciendo una verdadera cacería. La posición de centralidad que están jugando los sindicatos les hace ser envidiados. Prácticamente, les exigen que se sumen a sus reivindicaciones como si en ello les fuera la necesidad de dotar de credibilidad y legitimidad sus acciones de protesta. Olvidan, de esta forma, que dichas organizaciones tienen sus propios criterios a la hora de planificar las movilizaciones que crean conveniente.

Actuaciones a favor del empleo y contra el gobierno de turno, si es que se tercia, tal y como ha ocurrido en ocasiones anteriores en las que ,en efecto, se echaron a la calle en defensa, sobre todo, de los derechos de los trabajadores seriamente amenazados entonces por iniciativas gubernamentales concretas como era la que se llegó a conocer como "el decretazo", Precisamente, detrás de esa retrógrada iniciativa estaban algunos de los que, ahora, se muestran escandalizados por las consecuencias de la crisis exigiendo, además, el auxilio de unos sindicatos que tienen más que demostrada su capacidad para manifestarse cuando ellos, y sólo ellos, lo consideren oportuno.

La paciencia de Pastrana y Carbonero. Así las cosas, algún día habrá que reconocer la infinita paciencia de la que están haciendo gala Pastrana y Carbonero. Ambos se mantienen firmes ante las continuas arremetidas que están sufriendo. Tienen su propia hoja de ruta en donde incluyen, no sólo la protesta sino, también, el esfuerzo constante para encontrar salidas eficaces a empresas en crisis.

Esta forma de simultanear la acción sindical tiene un claro objetivo como es el de salvar el mayor número posible de puestos de trabajo. Hacen gestiones muy alejadas de la algarada pura y dura. Se mueven entre bambalinas, buscando, incluso, soluciones específicas para determinados empresarios en apuros sin olvidar ni un minuto siquiera, el verdadero interés de sus afiliados que no es otro más que contar con un empleo digno y seguro. Y si llegado el momento hay que ir a la barricada pues se va pero sin empujar.

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