El último y peligroso divertimento de los turistas que visitan algunas zonas costeras españolas, sobre todo las Baleares, es el balconing, un "juego" consistente en saltar desde las terrazas hasta las piscinas, o bien entre los balcones de las distintas habitaciones, habitualmente tras una importantes ingesta de alcohol y diversas drogas.
Pero esta afición, lejos de ser divertida, conlleva graves consecuencias en muchos de los casos, a veces con heridos leves o graves, y otras con la muerte. La frecuencia de saltos con final negro se ha incrementado hasta el punto de que en los últimos días se han contado tres casos de heridos.
Dos jóvenes de 18 años resultaron heridos leves en sendos hoteles de la localidad mallorquina de Calvià al tirarse desde un primer y un segundo piso, respectivamente, mientras que otro turista británico de 20 años fue ingresado grave como consecuencia de un salto fallido desde un tercer piso en unos apartamentos de Platja d'en Bossa, en la isla de Ibiza.
Estos tres casos recientes se suman a los 49 accidentes que el servicio de emergencias 112 contabilizó entre los meses de enero y junio de este año, de los cuales 7 tuvieron consecuencia de muerte. Las autoridades de emergencias ya se han apresurado a informar a los veraneantes acerca del peligro que supone esta práctica.
Frente a estas cifras, la portavoz del Gobierno balear y consejera de Turismo, Joana Barceló, ha pedido que no se hagan "generalizaciones" derivadas de estos casos, ya que asegura que Baleares "es un destino seguro".
