Economía

"La movilidad es la mejor integración para una persona con discapacidad"

Embrague, Freno, Acelerador, Minusválidos o Autoescuelas componen el acrónimo de Efamóa. Más de 40 años después de romper la barrera de que una persona con discapacidad condujera un coche adaptado, hoy es el único fabricante andaluz de estos sistemas.

el 31 may 2014 / 22:00 h.

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Antes de montarnos en su coche adaptado, retira unos papeles de Hacienda del asiento del copiloto. «Estoy muy orgulloso de ser un discapacitado que contribuye al sistema y que no vive de prestaciones», sonríe. La polio que sufrió a los tres años le dejó secuelas físicas pero también le brindó una oportunidad en forma de negocio. Lo que comenzó como respuesta a una necesidad personal se ha convertido en una empresa, la única de Andalucía que fabrica dispositivos para la conducción y el transporte de personas con discapacidad. Juan Carlos Cadaval (San Sebastián, 1951) nos abre las puertas de Efamóa. Juan Carlos Cadaval con su hija. / J.M. PAISANO Juan Carlos Cadaval con su hija. / J.M. PAISANO ¿Cómo empezó todo? Tengo discapacidad. La primera intención era solucionar mi problema para poder conducir y con 18 años empecé a idear sistemas que luego patenté y registré. A partir de ahí me venían compañeros preguntando quién me había adaptado el coche. Les decía que había sido yo, que fueran a la ferretería a comprar las cosas y les preparaba el coche. Lógicamente no había los drásticos controles que hay ahora de Industria y Tráfico porque en aquella época no se esperaba que un discapacitado condujera. Empecé hace 43 años como autónomo y luego la transformé en una sociedad familiar en 1992. ¿Era habitual ver por aquel tiempo un coche adaptado? En aquella época yo llegaba a tomar un café a un bar y me encontraba un grupo de gente alrededor del coche mirando a ver cómo podía una persona con discapacidad conducir. A partir de ahí, ya empecé a ver esto como una posible forma de ayuda a las personas y al mismo tiempo como una profesión. ¿Exactamente a qué se dedican? Somos fabricantes de sistemas para conducción y de sistemas para transporte de personas discapacitadas y además somos instaladores de los que existen en el mercado. Lo que empezó por una cuestión de necesidad ¿en qué se ha convertido ahora? Pues no solamente estamos aquí, en el Polígono Calonge, también tenemos una delegación en Málaga y en Alcalá de Guadaíra, en el polígono San Nicolás, tenemos los carrozados. ¿De todas las líneas de negocio, cuál es la que más le demandan? Ahora mismo y dada la crisis, están saliendo muchos taxis adaptados y el transporte. Ha habido un cambio de mentalidad en la gente de no quedarse en casa y muchas familias compran su medio de transporte y lo adaptan para poder llevar a su familiar en silla de ruedas a dar un paseo, a una venta, a una playa... En fin, lo que se llama la integración del discapacitado. ¿Desde cuándo se percibe ese cambio de conciencia? Ese aperturismo de transportar al gran discapacitado en un vehículo se ha ido notando en los últimos 15 años. Y en el tema de que un discapacitado conduzca un coche, desde que la sociedad ha empezado a preocuparse y a dar ayudas para que trabaje. ¿Qué ha traído eso consigo? Que el discapacitado tenga que tener un medio de transporte personal y conducir como otra persona cualquiera. La movilidad es la mejor integración que hay hoy. A las personas que venían y no habían conducido, yo les decía que conducir les cambiaría la vida. Y al poco, a muchos los he visto que se han echado novia o se han casado... Ha sido un fenómeno muy bonito verlo a lo largo de los años. Historias de detrás de la mesa... Detrás de la mesa, pero también como trabajador. Me conocen en las autoescuelas porque era el único de la empresa. Yo cogía mi bastoncito y me ponía la caja de herramientas al lado y el equipo a montar y no paraba hasta terminarlo. Y ese es el orgullo que tengo, que la empresa la ha desarrollado una persona con una discapacidad de más del 49 por ciento que tenía entonces –ahora tengo más– y hoy en día trabajamos catorce familias. El año pasado se crearon tres puestos de trabajo y éste dos más porque ha aumentado el campo de aplicación. Ante la crisis hay que buscar nuevas alternativas y no quedarse anclados. La forma más optimista de ver una crisis son las ganas de trabajar. ¿Qué segmento crece más? El mayor auge es el del taxi. Hay una directiva europea que obliga a las ciudades a tener un 5 por ciento de los taxis transformados para discapacitados y eso nos ha traído bastante trabajo. Nos ha dado impulso eso, unido a unos precios súper competitivos. Estamos trabajando para mantener los puestos de trabajo, ya lo que se tenía que ganar se ha ganado. Hoy en día, tal y como están las cosas, el empresario debe luchar por mantener su empresa. Eso, y que la administración lo apoye en todos los sentidos. ¿Percibe cambio económico? Ahora mismo está raro, se notan pequeños altibajos. Algo mejor se nota, pero no a los niveles que teníamos 2007 o 2008, cuando era increíble aquello, de locura. Trabajan en un segmento de mercado muy específico ¿La crisis les toca o no? A mí me decían: tú no tendrás problema con tu trabajo porque el que necesite un coche siempre lo va a comprar. Pues no. Me he dado cuenta de que no es ya la necesidad. Están aguantando el coche y ahora empieza a ver algún cambio. Hábleme de los perfiles de clientes: son más autoescuelas, fabricantes, concesionarios, particulares... El sector de la autoescuela está hoy día prácticamente muerto. Ahora se hace con cuentagotas. Discapacitados ha bajado bastante y lo que sí ha aumentado es transporte. También trabajamos con marcas y concesionarios a nivel nacional. ¿Tienen mucha competencia? En Andalucía somos los únicos que fabricamos sistemas de conducción y autoescuela. En España hay tres más. ¿Planes de crecimiento? El objetivo que tenemos es llegar a toda España con delegaciones. Estamos fundamentalmente en la zona sur, pero ya tenemos clientes en el norte. Por ejemplo, los dobles mandos de autoescuela los mandamos a toda España, pero queremos ofertar todos nuestros productos. ¿Cuál es el mayor temor a conducir un coche adaptado? Al que ha sido conductor se le hace un mundo verse de buenas a primeras, pero va a ser tan fácil como antes. El que padece la discapacidad antes de sacarse el carné, aparte de que tiene asumido el problema, se va a adaptar a cualquier sistema. A todos los coches que se transforman se les intenta dar el doble uso para que el resto de la familia pueda utilizarlo. Ése es el principio de integración, que el discapacitado pueda dejarle el coche a un hermano. ¿Cómo de caro resulta? Hay un precio para cada problema, pero de la adaptación más económica –un pomo de volante– unos 260 euros, hasta 7.800 euros en función de las necesidades. El transporte de silla de ruedas, hasta 1.360 euros. Mandamos nuestros coches para ensayos al INTA en Madrid y también a Barcelona. ¿Y el límite para conducir? Una tetraplejia severa en la que solo se pueda mover la cabeza. Mientras se pueda manejar una silla de ruedas eléctrica con joystick, se puede conducir.

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