Iker Casillas actúa con la misma naturalidad ante los récords batidos -contra Estonia superó dos de un plumazo- que ante una lucha de egos en el vestuario con Fernando Torres con el Balón de Oro de trasfondo, que zanja con la sencillez que le caracteriza.
Ha tenido buenos maestros, Fernando Hierro o Raúl González, pero Iker es un capitán diferente. Lo demuestra en cada segundo que lidera la generación ganadora de la roja, donde cuida a sus compañeros dando la cara en cada negociación con la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), así como repartiendo méritos en lo deportivo. Al portero nacido en Móstoles no le gusta hablar de éxito individual. Siempre reparte méritos cuando supera un registro. "Mis paradas van en el sueldo". Es su frase más repetida a la conclusión de un partido, como el del sábado en Tallin, en el que se luce en cada llegada del rival. Vive alejado de la imagen de salvador.
"Acepto felicitaciones, pero tened claro que es un récord colectivo. Lo reparto no sólo con Pepe Reina, sino con todos mis compañeros que defienden cada jugada. Sin ellos no podría batir ningún récord", asegura.
España respira buen ambiente. El mismo que existía en torno a Luis Aragonés, se mantiene con Vicente Del Bosque. Nada cambia en un grupo de amigos. Ninguna polémica lo va a estropear. Con españoles optando al galardón, este año el debate del Balón de Oro se ha adelantado. Sin poder remediarlo, se coló en el vestuario del campeón de la Eurocopa.
Fernando Torres desmiente que utilizase la palabra "campaña" para hablar de un trato de favor a Iker. Quiso dar la cara en público como lo hizo en privado cuando, con la naturalidad del capitán, le explicó la verdad de un tema que podía afectar a la unión del vestuario.
"Hablé con Fernando como amigos que somos y no hay ningún problema. No hemos llegado a las manos porque no sé quien ganaría", desdramatizó Casillas. "Está todo solucionado. Es una persona excelente. Vino a hablar conmigo y no hay que dar más vueltas. Es una tontería", zanjó el guardameta del Madrid.
