Antigüedades, poliespán y muchos esfuerzo son el telón de fondo de este nacimiento viviente. / Foto: A. C.
Como la historia se sabe y se ha contado tantas veces, en algunos sitios no pueden resistir la tentación de hacerlo por anticipado. Así, en el puente de la Inmaculada nacerá Jesús en Alcalá del Río. Será un parto prematuro pero como el resto de protagonistas están avisados los Reyes, los pastores y las estrellas pues no pasa nada. Serán tres días de intensa Navidad, con un gran belén viviente, que embriagan a esta localidad.
Los más de 450 participantes llevan «desde el mes de agosto» preparando y organizándose para ir «poco a poco» superándose cada año. Y es que esta actividad, que inició la Hermandad de la Soledad hace ocho años, «fue visitada en su última edición por 8.820 personas». Las 14 escenas de las que se compone esta representación «cuenta con un coordinador que es el encargado de organizar a su grupo». Así relatan esta peripecia algunos de los que coinciden cada tarde en el local de montaje, como Dolo, Manoli, Dolores, Esperanza Soledad, Fernando o Ana María.
Cosas antiguas, muy antiguas, y mucho poliespán, abarrotan el almacén en el que llevan meses trabajando para que todo parezca lo más real posible. Como una gran fuente de la que manará agua, o los taburetes sobre los que van sentados los carpinteros y de los que no pueden verse los hierros. Aunque lo variopinto del ajuar con el que cuentan, recopilado por los hermanos de esta corporación allá por cualquier rincón en el que apareciera un cachivache, se lleva la palma. Bueno, y las telas de los ropajes y los animalitos reales que salpican por el recorrido y las monedas que imitan a los dinares judíos y la vegetación con la que disimulan puertas y ventanas de este siglo
En fin, todo el atrezo con el que dan vida a Sucedió en Belén.
Desde agosto, la Hermandad de la Soledad trabaja en el montaje del belén .
«Para esta edición se han mejorado muchas cosas», apuntan, «como la inclusión de una iluminación más artística y mejores equipos de sonorización». Pero las mejoras no han quedado en el plano técnico exclusivamente, ya que «un allegado con estudios de arte dramático se ha ofrecido voluntario para mejorar las interpretaciones de los figurantes».
Otro de los cambios es la multiplicación de los Reyes Magos, pasando de tres a seis, ya que «el don de la ubicuidad empezaba a ser preciso para que los niños puedan echarse fotos con ellos». Ante tal situación, se tomó la determinación de que «en una de las escenas haya tres y en la del final haya otras tres personas diferentes», pudiendo aprovechar los más pequeños ese momento para «entregarles su carta».
Los clásicos de la puesta en escena que seguirán funcionando serán «el colegio, donde los niños y niñas cantan canciones en hebreo que se aprenden durante los días previos», o el coro infantil de la hermandad que despide, en este caso en castellano, a los visitantes. ~
