La Niña de los Peines estuvo a punto de morir en el incendio que se produjo el día 7 de agosto de 1916 en el Teatro Apolo de Álora, la hermosa e histórica localidad donde vinieron al mundo cantaores de la fama de El Canario, El Perote o El Pena padre.
Según una noticia localizada en El Día de Madrid un día después, la artista estuvo a punto de arrojarse por un precipicio ante la posibilidad de morir achicharrada en este popular teatro-cine aloreño.
La rapidez de un caballero fue decisiva para salvarle la vida a la emperadora sevillana del cante flamenco. Fue un año de mucho trabajo para la artista, y no le cogería mucho miedo a los escenarios cuando días más tarde se fue a Almería para cumplir un contrato de doce conciertos.
Afortunadamente, Pastora Pavón y otras muchas personas salvaron la vida, aunque de puro milagro.
Les damos a conocer el artículo del diario madrileño, donde queda claro que la artista corrió un gran riesgo, como otras muchas personas que entraron en el local para disfrutar de su arte:
"En el teatro de Apolo del pueblo de Álora se declaró un incendio, que pudo ocasionar una tremenda catástrofe, pues con motivo de la feria aquél se hallaba completamente lleno de público. El fuego se inició en el aparato de proyección cinematográfica, y fue debido, según parece, a un contacto eléctrico.
El público, al darse cuenta del suceso intentó escapar; pero la cabina del cine incendiada, colocada en la parte superior de la única puerta de salida, impedía el paso. Causaba verdadero espanto escuchar los lamentos y gritos de las mujeres y niños que estaban en el salón. Parte del público escapó por los tejados de las casas vecinas, y otros, más atrevidos, por debajo de las llamas.
De La Niña de los Peines, que se disponía a cantar, apoderóse tal pánico que no se arrojó por un precipicio gracias a la intervención de un caballero que lo impidió (...). La artista Carmen Montero se desmayó en el escenario.
El incendio cesó cuando hubo ardido todo el material del cine, no propagándose al interior del teatro gracias a los esfuerzos de todos en sofocarlo. La pérdida material (...) se calcula en 3.000 pesetas. Es aplaudida la disposición del alcalde, que impidió al empresario del teatro la colocación de la cabina del cine dentro del local, pues debido a esto y a las medidas adoptadas por la Guardia Civil se evitó una catástrofe. Afortunadamente, no ha ocurrido ni una sola desgracia personal (...)".
Pastora pensaba que siempre tuvo a su vera a una persona que le protegía, su padre, que murió siendo ella una adolescente. Sería cierto, porque en la Guerra Civil estuvo a punto de morir de unas extrañas fiebres. Pasó toda la contienda en Madrid y Manolo Caracol fue quien le ofreció su casa a ella y a Pepe Pinto, donde la cuidó como a una madre.
Afortunadamente, la genial artista salvó la vida y nos grabó buenos discos en la posguerra que seguimos disfrutando.