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La noche del Sol

Todo lo que un buen aprendiz de druida debe saber para sacarle partido a la vigilia más mágica del año... y sin salir de Sevilla

el 16 sep 2009 / 04:38 h.

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Todo lo que un buen aprendiz de druida debe saber para sacarle partido a la vigilia más mágica del año... y sin salir de Sevilla.

Esta noche, toda la costa andaluza se va a iluminar con antorchas y hogueras en el rito ancestral de enviar fuerzas al Sol, que hoy, en la noche más larga del año, la madrugada de San Juan, inicia su lento declive a base de días cada vez más cortos, camino del invierno. Sevilla no tiene costa (cosa que conviene recordar porque cada vez resulta menos obvio, para quien sea de pasearse por Chipiona o Matalascañas), pero sí lugares mágicos que visitar hoy si se le pone a uno cuerpo de druida y alma presta a la espiritualidad.

En compañía de uno de los mayores conocedores y divulgadores de esa geografía mágica sevillana, el investigador José Manuel García Bautista, se recorren los tres lugares de poder, como él los llama, más importantes de la provincia: la Catedral, los dólmenes de Valencina de la Concepción y la Mesa Redonda de Villaverde del Río. Pasear por sus inmediaciones puede ser hoy, si hay algo de razón en sus palabras, especialmente reconfortante.

"Lugares de poder", explica García Bautista, son "determinados sitios que desde la más remota antigüedad se han localizado y utilizado con fines religiosos y espirituales por todas las culturas sin excepción". Sitios a los que la gente, tal vez sin saber por qué, ha ido durante miles de años a celebrar sus rituales, como si de ellos se infiriese una emoción especial (no siempre vinculada a la belleza del paisaje).

En reportajes posteriores se profundizará en todo esto. De momento, José Manuel García señala esos tres enclaves como ideales para ser visitados en estos días. "Mesa Redonda, en las proximidades de la ermita de las Aguas, es un lugar casi épico", arqueológicamente muy rico "y de gran relevancia ufológica y aparicionista" que se alza sobre el Guadalquivir con su despampanante naturaleza. Como sucede con las estructuras megalíticas de Valencina y, de diferente manera, en la Catedral sevillana, lugar de culto desde que Sevilla existe.

Para los más crédulos está la hipótesis de que los lugares de esta especie curan o sencillamente dan energía. El escritor fantasea con esa idea: "Puede deberse a la intuición, o atracción imperativa hacia determinados lugares, la aparición en la mente humana de la diferenciación entre lugares comunes en los que no se experimenta nada en particular y aquellos en los que uno se siente intermediario entre la Tierra y el cielo, lugares donde considera que está en contacto con los dioses."

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