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La noche es más que música y alcohol

Al menos eso es lo que pretenden vender muchas terrazas sevillanas al cliente, quien encuentra una gran variedad de ofertas variopintas para que la noche se convierta en otra forma de ocio.

el 20 ago 2010 / 17:13 h.

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Entrada de la terraza Casino.
Vistas desde Puerto de Cuba.

Desde hace ya algunos años los locales de copas y marcas de bebidas alcohólicas están ofertando al cliente mucho más que pasar una noche de música y copas, e intentan diversificar el servicio dándole incentivos para llamar su atención. La llegada del verano y la huída en masa de la población agudizan aún más esta tendencia para ser el más fuerte y con el ambiente "más selecto", significante que en ocasiones adquiere un sentido, cuanto menos, difuso. "Hacer el agosto" en Sevilla, en agosto, es paradójicamente una complicada tarea.

El escenario de la noche se ha convertido de esta forma en un escaparate de servicios adicionales que le dan un plus al consumidor, quien se siente halagado por las múltiples ofertas que le esperan en cada uno de los locales.

Bien por parte de los mismos locales, o a través de las marcas de bebidas que se consumen en los mismos, las ideas más rocambolescas pretenden hacer atractiva la noche sevillana. Las marcas intentan pocisionarse llevando a cabo numerosas acciones publicitarias para calar en el consumidor y ofrecerle algo más que la bebida propiamente dicha.

La noche deja de ser solo un momento para beber y bailar. De hecho, hoy en día resulta difícil encontrar a gente siguiendo el ritmo de la música, y estos espacios se convierten en un lugar donde se crea un ambiente propicio para dar rienda suelta a las relaciones sociales a través de la conversación, eso sí, por encima de los decibelios de la pachanga veraniega.

Siempre hay algo que ofrecer

Desde los cócteles de degustación que Casino ofrece a través de las "listas de invitados", o los conciertos envueltos en este marco de la Exposición Universal del ´29; hasta la danza acuática de las gogós de la terraza de Antique, Aqua, donde una piscina le otorga un sabor refrescante a la noche; o el ambiente relajado de otros lugares como el bar Capote o Ylan Ylan, este último con sillones protegidos por telas que ayudan a la intimidad; o más alternativo como lo ha sido la terraza de la sala Obbio, en la Isla de la Cartuja. Todos luchan por sobrevivir en una estación maldita para la capital hispalense.

Asimismo, la terraza Bilindo se convierte en una barbacoa cada domingo para sus clientes, Babilonia en un after-hour los fines de semana y el bar Chile en una lanzadera, punto desde el que se inicia la noche y se proyecta hacia otro lugar. Puerto de Cuba se sitúa a orillas del río, y consigue crear dos tipos de formas de pasar la noche, una más tranquila y otra más orientada a "bailar". Embarcadero, junto a esta, toca el río con los dedos.

Por su parte, las redes sociales se han convertido en un medio muy utilizado por los mal llamados relaciones públicas de estos lugares para atraer al cliente potencial. A través de Facebook o Tuenti , sobre todo esta última, numerosos jóvenes trabajadores crean eventos o envían mensajes a sus contactos para facilitarles la entrada al recinto, ofrecer copas más baratas u ofertas de grupo.

Se multiplican también los casos en los que, la persona encargada de repartir "flyers" o publicitar el lugar, se crea una segunda cuenta cuyo perfil está únicamente dirigido a utilizarlo como método publicitario. El objetivo: acercarse cuanto más al cliente, aunque con alto riesgo de producir spam.

Ambiente selecto

Es harta conocida la problemática creada en torno a los límites de edad establecido por los locales para acceder a ellos, y la negativa recurrente de los porteros de estos sitios, quienes siempre acuden a las clásicas preguntas de "¿tienes invitación?" y "¿estás en la lista?", o bien, establecen un alto precio de entrada, a sabiendas de que no es asequible para el joven que intenta entrar a divertirse. Este es el recurso que utilizan muchos locales de copas para filtrar el público que accede a él, garantizando, supuestamente, un ambiente "selecto" y distinguido.

Preguntados los responsables de los locales por estos conceptos tan de moda en dicho ambiente, coinciden en sus respuestas en que "todo el mundo es selecto" y no se oponen, a priori, a ningún estilo o modo de vestir. Aclaran que el ambiente de cada terraza "se crea" de manera natural, de forma que cada persona acude a aquel lugar más afín a su estilo.

Ante todo este despliegue de medios, las marcas de bebidas también se adaptan y quieren llamar la atención del consumidor haciendo todo lo que está en sus manos. Invitaciones a botellas, sustitución de las clásicas azafatas por actores o animadores, concursos en los que el cliente puede ganar viajes de una semana o, incluso, viajes de un solo día donde la idea es que el premiado pase una noche de fiesta en un lugar emblemático. Todo es posible si se trata de consumir.

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