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La Noche Flamenca de Écija se rinde a Miguel Poveda

Un año después de poner en pie el patio de butacas del teatro municipal de Écija, Miguel Poveda volvió a cautivar al público ecijano. El cantaor badalonés, cabeza de cartel de la XXXIII edición de la Noche Flamenca, se alzó como triunfador del cada vez más consolidado festival astigitano que este año ha recortado gastos para dejar sólo dos cantaores y un cuadro de baile.

el 16 sep 2009 / 08:18 h.

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Un año después de poner en pie el patio de butacas del teatro municipal de Écija, Miguel Poveda volvió a cautivar al público ecijano. El cantaor badalonés, cabeza de cartel de la XXXIII edición de la Noche Flamenca, se alzó como triunfador del cada vez más consolidado festival astigitano que este año ha recortado gastos para dejar sólo dos cantaores y un cuadro de baile.

Éste fue también de calidad contrastada, el del jerezano Antonio El Pipa, que se repartió con Poveda el fervor del público que abarrotó el teatro ecijano -las entradas anticipadas se agotaron hace más de una semana y el 10% de venta en taquilla en 15 minutos-, y que confirmaron el éxito de la apuesta por una Noche Flamenca con pocos y buenos artistas antes que una con una nómina mayor de actuaciones.

El Pipa, de rojo, y su grupo, hicieron las delicias del público con una magnífica actuación, con buen cante, interpretación y mucho baile, en el que el arte del cortejo fue utilizado como trama alrededor de la que se organizaba el espectáculo.

Muy destacada fue también la actuación del onubense Álvaro Díaz Carellán, vencedor en 2008 de la última edición del concurso de cante flamenco La Sartén de Andalucía, que organiza anualmente la peña ecijana David Serrano.

Pero el que se metió al público en el bolsillo fue Miguel Poveda, que en mitad de su actuación pidió al ecijano Antonio García -"uno de los mejores guitarristas por seguidillas", le piropeó el cantaor- que subiera al escenario a ocupar a su lado el sitio de su inseparable Chicuelo.

No fue el único ecijano que actuó en la Noche Flamenca, porque justo después, Poveda invitó al escenario a una joven promesa del cante, Kiko Peña, "un niño que tiene en su garganta la voz de los maestros de 40 o 50 años", según el cantaor catalán. Peña empezó cantando solo y terminó acompañando a Poveda en unas bulerías por rumba.

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