A los dioses les gusta septiembre para salir a pasear. Puede comprobarlo. Aunque el grueso de Occidente ha vuelto a llenar de colillas las puertas de los trabajos, puede que esté usted en condiciones, todavía, de andarse por la vida en pantalón corto y hamaca. Si tal fuese el caso, aproveche que las noches aún consienten que se las quede uno mirando a la intemperie y dedique un ratito a la contemplación de las estrellas, que este mes sugieren un paseo por los mitos, las leyendas y las divinidades en general. Cándido Gómez, de la muy sevillana y astronómica asociación Albireo, le propone comenzar en el noreste por Algol, la estrella endemoniada. Si no le da miedo.
Algol es un demonio árabe, como el Algos de los griegos que representaba el dolor y la tristeza. Lo interesante de mirarla es que cambia la intensidad de su brillo. Dice Gómez que "observar el cambio de luminosidad de Algol es un ejercicio fácil e interesante" para todo aprendiz de astrónomo. "Podemos observar a simple vista esta estrella, la segunda más brillante de la constelación de Perseo, y comparar su brillo con el de las estrellas vecinas. Notaremos que va cambiando con el paso de las horas."Con Júpiter (Zeus Pater) gobernando en solitario el firmamento nocturno de septiembre, no acaban las deidades. Mire hacia el noroeste y localice el famoso Cinturón de Orión. Verá, a la izquierda y siguiendo esa línea imaginaria descendente, la estrella más brillante de todo el firmamento: Sirio, en la constelación del Perro. También es una de las más cercanas, a sólo 8,6 años luz. En Malí, cierto relato tradicional del pueblo dogón parece considerar su sistema solar como el lugar de origen de los visitantes extraterrestres que crearon la humanidad, de los cuales se supone que aprendieron ciertos rudimentos de astronomía que no por rústicos dejan de ser menos sorprendentes en una tribu africana. Si a eso se le une el culto de los mayas y los hopi, con un montón de ritos y profecías asociadas a esa bola incandescente casi cuatro veces mayor que el Sol, la carga misteriosa empieza a tirar de espaldas.
Frente a la estrella blanca de Sirio, una niña de 300 millones de años, mire hacia el Norte y descubra la mocedad de Vega, una adolescente cósmica con apenas mil millones de años de edad. Será la reina del cielo dentro de once milenios, cuando se convierta en la nueva estrella polar. Ninguna de ellas existía cuando nació el Sol, hace cinco mil millones de años. Tremendo.
Además de Algol y Júpiter, el astrónomo de Albireo recomienda echar un buen vistazo a las constelaciones del Cisne, la Lira y el Águila. En el noroeste, tras la salida de Perseo, las Pléyades, "un precioso enjambre de estrellas visibles a simple vista con forma de un pequeño cazo" y bastante mozas todas. "Si las observamos con unos pequeños prismáticos veremos que las más brillantes son de un intenso color azul. Se trata de enormes estrellas jóvenes que se están separando de la nebulosa en la que nacieron."
No se pierda, en esa misma zona, la preciosa uve doble de Casiopea. Entre esta constelación y la de Perseo podrá ver una "nubecilla espectacular", el doble cúmulo de Perseo, "con centenares de estrellas que nacieron juntas y que poco a poco se van separando". Es lo que tiene el verano: que las cosas terminan, así en la Tierra como en el cielo.
De utilidad:
Qué: Agrupación Astronómica Albireo, de Sevilla.Quiénes: Apasionados de la Astronomía.
Dónde: Se reúnen en el Centro Cívico Los Carteros, que está en la confluencia de las avenidas de Pino Montano y Alcalde Manuel del Valle.
Cuándo: Las reuniones son los viernes. Puede ir a conocerlos. En ese caso, lo suyo es que contacte antes con ellos.
Cómo: Mándeles un correo electrónico a la dirección información@albireo.org.es.
