El presidente de EEUU, Barack Obama, anunció hoy que enviará 30.000 soldados extra a Afganistán como parte de su nueva estrategia para el país centroasiático, que ha sido recibida con escepticismo entre los analistas consultados por Efe.
La percepción de los expertos coincide con la de un porcentaje creciente de estadounidenses, reacios a destinar más recursos a una guerra que ven difícil que concluya con éxito pese a que Obama dijo que es en el "interés vital" de EEUU el reforzar el contingente militar.
"Las encuestas muestran un gran escepticismo incluso entre los estadounidenses que creen que deberíamos de quedarnos en Afganistán porque no piensan que podamos ganar", dijo a Efe Richard Herrmann, profesor de la Universidad Estatal de Ohio.
Un sondeo difundido a mediados de mes por la cadena de televisión CNN muestra que el 56 por ciento de la ciudadanía se opone al despliegue adicional de tropas. Esa oposición está firmemente arraigada entre los demócratas que auparon a Obama al poder, quienes respaldan de forma mayoritaria iniciar la retirada de Afganistán, según un sondeo conjunto del diario USA Today y la firma Gallup divulgado la semana pasada.
Obama trató hoy de convencer a esa opinión pública renuente, al insistir en que la seguridad de EEUU está en juego en Afganistán y Pakistán y subrayar que el incremento de tropas irá acompañado de un énfasis en la formación de las fuerzas afganas, que permitirá iniciar la retirada estadounidense en julio de 2011.
El hincapié en la preparación de las fuerzas locales es compartido por influyentes personalidades como el embajador de EEUU en Kabul, Karl Eikenberry, y el presidente del Comité de Servicios Armados del Senado, el demócrata Carl Levin, quien cree que la "clave del éxito" reside en incrementar los soldados afganos y no los estadounidenses.
Más allá del "necesario" entrenamiento de las fuerzas afganas, expertos como Lionel Ingram, un coronel retirado, cuestionan cuán efectivo puede ser el despliegue adicional de fuerzas de EEUU a la hora de solventar los verdaderos problemas de fondo.
"El principal desafío para nosotros no es tanto militar como social y político", dijo a Efe Ingram, quien hizo hincapié en la importancia de que los talibanes no vuelvan a hacerse con el control del estado y ofrezcan refugio a los terroristas de Al Qaeda.
Obama apuntó hoy en esa dirección durante su discurso en la academia militar de West Point donde dijo que "el peligro no hará más que crecer si la región retrocede y Al Qaeda puede operar con impunidad". Para evitarlo, EEUU necesitará ganar el apoyo de los líderes pastún, que representan alrededor del 42 por ciento de la población, afgana y grupo al que pertenece la mayoría de los talibanes.
El problema es que en la actualidad gran parte de la élite de seguridad del país está integrada por miembros de la minoría tayik. Hamid Karzai, el presidente del país, es pastún, pero su liderazgo y legitimidad están en entredicho tras las recientes elecciones presidenciales plagadas de acusaciones de fraude.
A eso se suma el que Karzai aprovechó la falta de vigilancia estadounidense durante los últimos años, en los que Irak acaparó la atención de Washington, para colocar a sus fieles al frente de comunidades locales de todo el país, donde florece la corrupción. "Tenemos que ganar el apoyo de los pastún, pero dada la actual estructura de poder no sé cómo vamos a conseguirlo", afirmó Herrmann, quien hizo hincapié en que la Casa Blanca está "atada de pies y manos" con Karzai en el poder y la elite militar tayik.
Influyentes políticos afganos y líderes tribales también han expresado dudas de que el incremento de tropas de EEUU, que rondarán las 100.000 con los refuerzos, cambie el rumbo de la guerra. "Deberíamos de concentrarnos en (...) las fuerzas de seguridad afganas, no en el envío de más tropas", afirmó Sebgatullah Sanjar, principal asesor de Karzai, en declaraciones que recoge hoy el diario The Wall Street Journal.
Algunos líderes pastún en el sur y este del país -centro de la insurgencia taliban- han ido incluso más allá al solicitar la retirada de tropas internacionales.
Jim McCormick, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Iowa, coincidió con el resto de expertos en que la victoria se presenta esquiva. McCormick consideró, de todos modos, que el incremento de tropas es necesario para mermar a los talibanes y crear el espacio necesario para que EEUU y sus aliados impulsen el desarrollo del país, refuercen las instituciones y ganen el apoyo de la población local.