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La nueva guardería señalará en 15 días el inicio del plan del Vacie

En septiembre se impulsará, tras un año de barbecho, el plan integral con el que el Ayuntamiento pretende erradicar el asentamiento chabolista del Vacie. La construcción de la nueva guardería y el adecentamiento del terreno en el que malviven 225 familias serán los primeros pasos visibles, una vez lograda la financiación de la Junta.

el 15 sep 2009 / 09:56 h.

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I. comesaña / C. muñoz

En septiembre se impulsará, tras un año de barbecho, el plan integral con el que el Ayuntamiento pretende erradicar el asentamiento chabolista del Vacie. La construcción de la nueva guardería y el adecentamiento del terreno en el que malviven 225 familias serán los primeros pasos visibles, una vez lograda la financiación de la Junta.

La guardería es un prefabricado que sustituirá al que hubo que desalojar al anegarse durante una tormenta hace un año. Fue adjudicado por Urbanismo en agosto y estará levantado en pocos días, a finales septiembre, según informó ayer la delegada de Bienestar Social, Ana Gómez, que insistió en que los niños que acudían al centro "nunca han estado en la calle" porque se trasladaron al colegio Sánchez Rosa.

En la guardería se invertirán 177.745 euros y, con 300 metros, duplicará la superficie de la antigua y acogerá a 60 niños de hasta tres años, frente a los 30 de antes. Aunque se barajó ubicarlo fuera del Vacie porque la salida de los niños a un colegio externo este año ha sido una experiencia positiva, al final volverá a estar junto al cementerio.

El Consistorio ha esperado para iniciar a la vez otra obra pendiente, la mejora de la red de Emasesa: se colocarán siete sanitarios prefabricados de hormigón compuestos por piletas-lavaderos y placas turcas como urinarios, con tomas de agua en seis puntos del asentamiento. Sobre esa infraestructura se hará el resto de las mejoras para adecentar un poblado que tiene un siglo, y donde viven unas 225 familias, un millar de personas de las que casi la mitad, el 44%, son menores. Eso da más esperanzas de socialización, pero exige más esfuerzos en educación y cambio de hábitos sociales.

Reclaman resultados . Serán los primeros pasos visibles de un plan integral que lleva un año macerándose, para desesperación de gran parte de los colectivos que trabajan en El Vacie, pero que Bienestar Social asegura que nunca ha estado paralizado. Durante este tiempo se ha negociado las mejoras que ahora se impulsarán, peleando con la Junta de Andalucía -políticamete hablando- para arrancar la principal partida económica: el enorme presupuesto para vivienda que exige el plan, ya que su objetivo último es eliminar del todo las chabolas y llevar a la gente a vivir a casas normales. Será cuando se logre variar sus costumbres de modo que sean capaces de convivir en un entorno que no sea marginal.

El alcalde ya tiene sobre la mesa el convenio, que se firmará en breve, y cuya dotación económica se conocerá en los próximos días, según fuentes municipales.

<b< Más plantilla . Pero en paralelo ha sido imprescidible otra negociación: la llevada a cabo para incrementar los técnicos que trabajan para arrastrar a estas familias desde una degradación crónica hacia un modo de vida normalizado, que permita su salida de las chabolas. Y con ello, el abandono de hábitos como el absentismo escolar, que ronda el 50% según la evaluación de hace dos años; o de las altísimas tasas de paro, frente a las que hace unos años funcionaron iniciativas como el Proyecto Clavel, que logró que varios chabolistas se establecieran por cuenta propia vendiendo flores.

"No hemos dejado de trabajar en silencio y el plan de actuación del Vacie sigue adelante, además el PP puede tener información cuando quiera sobre el estado del plan", dijo ayer la delegada Ana Gómez tras las críticas del portavoz popular, Juan Ignacio Zoido.

Realmente, en este tiempo se ha avanzado en el diagnóstico y el punto de vista. Desde antes de las elecciones municipales de 2007 se ha buscado con ahínco un consenso entre grupos políticos y organizaciones que trabajan en El Vacie, llegando a dar la vuelta por completo a los criterios técnicos que se seguían para abordar ese cambio de hábitos en las familias. Por ejemplo, se ha comenzado a dar prioridad al trabajo con las parejas jóvenes, con la idea de que sean capaces de despegarse de los grandes clanes familiares que abundan en el asentamiento y de fundar nuevos hogares con la vista puesta en una vida distinta. O sea, partir de cero.

Tres fases . En todo caso, el plan tiene tres fases y la primera, que busca mejorar las actuales condiciones del Vacie, debería ser rápida y venir seguida de inmediato por la siguiente, para no quedarse en nada. Porque esta etapa, que renovará las infraviviendas, reurbanizará el poblado e invertirá en nuevos servicios -como por ejemplo, los que va a implantar ahora Emasesa-, no sería más que un parche si se hiciera de forma aislada y sería muy fácil que, si todo sigue como hasta ahora, el entorno volviera a estropearse sin más.

Además, el Ayuntamiento sabe que debe vigilar de cerca para que mientras no se le cuelen nuevas familias buscando las ventajas de este plan, para lo que cuenta con el apoyo de organizaciones y parte de los propios residentes del Vacie.

Pero esta fase debe ser el apoyo para la siguiente, en la que se abordará el tratamiento integral de las familias, con una fuerte tutela de los equipos de trabajo social para que mejoren sus habilidades de convivencia: desde llevar una casa a concienciarse para pagar el alquiler, la luz y el agua -algo que no ocurre en el asentamiento-, pasando por aprender hábitos educativos, de formación y empleo, y sanitarios. El enfoque es similar al del Polígono Sur: no se puede dejar nada detrás, y aunque la ayuda sea fuerte, lo importante es que los habitantes del Vacie aprendan a valerse por sí mismos, y también a recurrir a los servicios públicos si les hace falta.

Esta fase debe llevar en paralelo programas para las situaciones de más extrema pobreza y marginalidad, y también un acompañamiento policial porque es cierto que existe un reducto de gente que probablemente no quiera subirse al tren de una vida convencional.

Seguimiento . El tercer y último paso es evidente: desmantelar el asentamiento e impedir que vuelva a reproducirse. Pero el trabajo ni siquiera acaba ahí: el plan prevé la tutela de la familia en su nuevo hogar, un acompañamiento para que acuda de forma normal a todos los servicios -sociales, educativos, sanitarios...- y una evaluación sobre cómo funciona el proceso de integración. Un proceso largo y complejo, pero más larga ha sido la vida del Vacie hasta hoy.

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