Los moldes de los leones que custodian las puertas del Congreso, en la madrileña Carrera de San Jerónimo, dejarán hoy la que ha sido su casa durante más de un siglo para ser expuestos de inmediato en el Museo Militar, en el edificio de Capitanía de la Plaza de España. Saldrán de la Fábrica de Artillería con todas las precauciones posibles, en vehículos especializados en transporte patrimonial, perfectamente embalados y custodiados durante el trayecto para evitarles cualquier daño, aunque se hará temprano para minimizar las molestias que se puedan provocar a los sevillanos, según precisó la institución.
Es uno de los primeros traslados que se están realizando en estas instalaciones, y que previsiblemente concluirán en primavera, cuando las oficinas de Defensa se trasladen a las casas situadas justo enfrente.
De momento, la avanzadilla la han tomado los dos leones, moldes de los del Congreso, que se fundieron en la propia Fábrica de Artillería en 1865 usando como material el bronce de los cañones “tomados al enemigo en la Guerra de África en 1860”, según reza el pedestal de las estatuas. En concreto, de las batallas de Tetuán y El Serrallo, como recoge un artículo publicado por la Asociación Cultural Amigos del Museo Histórico Militar de Valencia en 2006.
Su autor, José Caballer, estudioso del patrimonio militar, que explicó ayer a El Correo que los moldes ya nunca se movieron de Sevilla, detalla en su texto el precio que alcanzaron: “moldear, fundir y acabar los dos leones” costó 99.911,22 pesetas –600 euros–, “a las que se añadieron otras 7.500 con que la Cámara gratificó a los obreros de Sevilla”. Los que no cobraron, recuerda Caballer, fueron los artilleros, a pesar de que fue el empeño del Cuerpo de Artillería el que evitó que las piezas fueran fundidas en París, como se había previsto en un principio.
El autor de los leones, Ponciano Ponzano, modeló las piezas en Madrid y, tras decidir que finalmente no sería en París sino en Sevilla donde se fundirían, recalaron en la fábrica de artillería, surgida de “un famoso taller de fundición de cañones dirigido por Juan Morel, hijo del célebre Bartolomé Morel”, que había labrado, entre otras obras de relevancia, el Giraldillo.
Cada molde, precisa el texto de Caballer, documentado con publicaciones de los años 30 del siglo pasado, “sumó 2.272 piezas, de las que 26 fueron para los ojos y sus cuencas, 34 para las orejas, 91 para la boca” y el resto para las demás partes de las figuras. Los leones nacieron el 22 de julio de 1865, y los operarios de la fábrica los bautizaron Daoiz y Velarde. Sus moldes se quedaron en Sevilla, donde podían verse a la entrada de la Fábrica de Artillería, y desde ahora en el Museo Militar.
Menos claro está el futuro de la fábrica, en el aire después de que el Ministerio haya abandonado el proyecto de convertirlo en sede del Archivo General de Andalucía cuando la Delegación de Defensa se traslade.