La primera década del siglo XXI ha sido la de los grandes cambios para Sevilla. Una ciudad que ha sido capaz de reencontrarse con los ciudadanos sin perder los rasgos identitarios que hicieron de ella uno de los enclaves más relevantes del mundo en cuanto a su historia, idiosincrasia y patrimonio cultural. Avances que han encontrado su cénit en la movilidad de los sevillanos, ahora mucho más sencilla y polivalente, que ha repercutido en una mejora de las condiciones sociales en el quehacer diario de la ciudadanía.
Moverse ahora por Sevilla es todo un privilegio. Caminando o haciendo uso de la red de transportes, los sevillanos tienen la oportunidad de desplazarse de un punto a otro de la ciudad en muy pocos minutos. Un sistema que además ha permitido que la población del área metropolitana sea capaz de desplazarse has-ta el Casco Antiguo utilizando para ello un medio de transporte tan rápido y sostenible como el Metro, que deberá continuar su trazado en las líneas 2, 3 y 4, ésta última circular. Junto a él, la ciudad se ha redescubierto a sí misma a través del paradigma del transporte sostenible, el carril bici. Cientos de kilómetros de un trazado verde han llenado las calles del Centro, conectándolas con otros barrios de la ciudad, desde la periferia hasta los más cercanos a la Ronda Histórica, con la creación de una red que ha situado a Sevilla a la vanguardia en materia de movilidad. El reto pasa ahora por conectar la red urbana con otros puntos de la provincia para así facilitar una mejor conexión.
Una red nacida para la ciudadanía que completaron otros medios de transporte como Tussam, con sus vehículos de menor consumo, la reordenación del tráfico privado y la dotación de otros como el Metrocentro, cuya conexión con San Bernardo es ya casi una realidad. La ciudad seguirá moviéndose en estos años y lo hará con la puesta en valor de nuevos espacios. Así, la construcción de las vías SE-35 y SE-40 permitirán la disposición de dos nuevos pasos territoriales Norte y Sur que aliviarán la carga de tráfico. Junto a ello, y ya en el interior de la ciudad, los pasos subterráneos de la Avenida Bueno Monreal y la Ronda del Tamarguillo mejorarán también la fluidez del tráfico urbano.
Pero la nueva Sevilla surgida en la pasada década era en esencia la ciudad de las personas. Por ello, desde las instituciones municipales se inició un proceso de trabajo encaminado a devolver sus espacios más singulares a la ciudadanía. Un proceso peatonalizador que tuvo en la Avenida de la Constitución y en el eje formado entre Puerta Jerez y Plaza Nueva, el exponente de una política que se extendió hasta otros lugares emblemáticos como la Alameda de Hércules o el entorno de las plazas del Salvador, la Alfalfa, el Pan y la Pescadería, en el llamado proyecto ‘Piel Sensible'. En estos años, la política peatonalizadora tendrá su continuación en espacios residenciales de los barrios que, a petición de los vecinos, serán devueltos a la ciudadanía.
Entre todos estos espacios hay uno que en pocos días culminará un proceso de transformación con décadas a sus espaldas. Los sevillanos podrán disfrutar, por fin, de la nueva Plaza de la Encarnación que emanará de la conclusión del proyecto Metropol Parasol. Las setas ofrecerán una nueva imagen de una de las plazas más emblemáticas de la ciudad, combinando un diseño innovador,impulsado por arquitectos de relevancia internacional, con la esencia de este espacio que será devuelto a la ciudadanía. La conclusión de estos trabajos tuvo su antecedente en la apertura del Mercado de la Encarnación, eterna reivindicación de sus comerciantes, que desde finales del pasado año ha abierto sus nuevas instalaciones en los bajos de este nuevo centro de encuentro.
La concepción de una ciudad verde en estos años tendrá su continuidad en la puesta en marcha del proyecto Cauce Vivo, que está llamado a integrar el río al paisaje urbano con la restauración de sus riberas desde La Algaba hasta el Canal de Alfonso XIII. Una apuesta sostenible que también tendrá su continuidad en la puesta en valor de nuevos parques y jardines como los del Charco de la Pava, San Jerónimo o Tablada, éste último llamado a convertirse en el gran parque metropolitano de la capital. Con ello, las zonas verdes se convertirán en uno de los grandes atractivos turísticos de una ciudad que tiene en el Parque Temático Isla Mágica a otro de sus valores de cara al exterior. Esta década ha de ser la de su impulso definitivo al convertirse en un complejo de ocio con hotel, restauración y cines en el perímetro del parque.
La parcela social, centrada fundamentalmente en la dotación de vivienda pública, tendrá su desarrollo en estos años apostando por la eficiencia energética y el máximo aprovechamiento de los recursos en cuanto a la mejora de la habitabilidad. Estos ecobarrios tienen ya un antecedente en la construcción de Nuevo Amate -sobre las antiguas Regiones Devastadas- cuya adecuación por parte de Emvisesa ya ha comenzado, en un proceso similar al que se desarrollará en otros espacios similares de la ciudad.