Los vehículos bajan por Muro de los Navarros, pero a la altura de Guadalupe muchos frenan: “¿Qué pasa?”. Un vecino que permanece en la esquina le informa: “Han cortado la calle… durante cinco meses.” La cara de asombro no hay quien se la quite a muchos conductores perplejos que tienen que salir por Guadalupe de nuevo a Recaredo.
Los motoristas no se asustan ante los avisos y pasan sin más reparo. El repartidor de Correos incluso tiene algún problema para que quepa el cajón de su moto, pero finalmente lo consigue. Si ya era toda una aventura acceder al Centro, ahora empieza una prueba más.
Ayer comenzaron las obras de Emasesa en la calle Muro de los Navarros, que han obligado a cortar la calle desde la esquina con Guadalupe hasta el número 64 de la misma. El primer día sólo consistió en la colocación de vallas y señales avisando de lo que viene en los próximos cinco meses, si las lluvias del otoño no retrasan la instalación de las tuberías. Sólo los residentes podrán entrar con sus vehículos a los garajes de la zona que no se vea afectada por los trabajos, utilizando como salidas las calles Guadalupe y Almirante Tenorio.
Muchos de los que trabajan en esta calle descartan enseguida la idea de venir en coche, como muchos de los que intentan llegar al Centro. Con estas obras se corta uno de los pocos accesos desde la Ronda histórica, reduciéndolos a dos: uno por Puñonrostro y el segundo por la calle Águilas a la altura de Caballerizas. “Para mí el transporte no es problema porque vengo en bici, aunque para mis clientes sí que puede ser más difícil.” asegura Paul Saxby, dependiente de Transporte del Futuro, dedicado a la venta de bicicletas: sin duda, el transporte lo tiene fácil.
Aunque la fecha oficial fuera la de ayer, los efectos de las obras aún no se verán hasta pasado un tiempo. Algunos comerciantes están a verlas venir, aunque dispuestos a dar una oportunidad a ver cómo va la cosa. Enrique Gómez es propietario de Automóviles Osario y da su aprobación a las obras porque “el servicio de aguas aquí es muy malo y hace falta arreglar las aceras.” Enrique aún no quiere criticar demasiado, ya que intentará llegar a un acuerdo con los encargados de las obras. “Cuando ya tenga las vallas delante y vaya a vender algún coche, necesitaré sacarlo de aquí. Podrían ponerme una pasarela y sin problemas, pero voy a esperar, aún voy con cierta desconfianza.” asevera este comerciante.
Otros se muestran bastante pesimistas, como José Vicente Pérez, de Electrodomésticos Pérez Payá. “Voy a tener que cerrar el negocio directamente. La gente no pasa por las obras. Además, en la calle Jaúregui dijeron que las obras durarían tres meses y fueron cinco. A ver éstas”, explica en la puerta de su tienda.
Un granito más a una gran montaña, así es como muchos comerciantes y vecinos definen las obras y nuevas normativas para regular el centro histórico. Enrique Molina se muestra ya impasible ante la noticia del corte de Muro de los Navarros. Desde su tienda de animales augura un futuro negro para los comerciantes. “De aquí a muchos años pienso que las tiendas del centro desaparecerán. El cliente ahora quiere comodidad, aparcar el coche casi en la puerta, comprar y volver a coger su coche”, asegura con resignación. “Una obra más o una menos ya no me preocupa, además vengo andando y la mayoría de mis clientes también, pero veo que cada vez hay más impedimentos para el comerciante del Centro”, lamenta.
Durante el transcurso de las obras, Emasesa instalará 418 metros de tubos y sustituirá un total de 320 metros de tubería de la red de saneamiento, sin necesidad se cortar el suministro. También se colocará una nueva estructura de riego y baldeo con agua no potable. La pavimentación se renovará para dar un mejor aspecto a la calle.
Las motos no dejan de saltarse el Cortado por obras. Mientras, otros vecinos leen detenidamente el cartel que Emasesa ha dejado en sus garajes. Una furgoneta no lo duda, quita las vallas y pasa montándose en la acera. Preparados para los 100 metros vallas del centro.