La sala, de unas 500 butacas, acogerá en una fecha aún por cerrar, pero en el mes de febrero, la representación, explica el dramaturgo, Isridro Leyva, durante su desplazamiento a Sevilla para efectuar el cásting de la obra, el 12 de noviembre.
La pieza, Ilusiones rotas, está concebida como un gran espectáculo con más de cien actores. Su estreno estaba previsto para finales de este año, pero finalmente la acogerá en febrero de 2010 la sala Alameda.
Una de las condiciones de la representación fuerza a que un actor famoso figure en el cartel, pero aún no se ha cerrado nada. En principio este rostro consejero encarnaría a un consejero de la Junta, quizá el de Empleo, Antonio Fernández.
El argumento se remonta al desastre ambiental de 1998 (la rotura de la balsa de Boliden que a punto estuvo de envenenar Doñana) para avanzar en sus consecuencias sociales, que supusieron el despido de los 425 mineros que trabajaban para la multinacional sueca Boliden en Aznalcóllar, en la trístemente célebre mina. Un conflicto que todavía colea, con un grupo de ex mineros encerrados en la catedral de Sevilla desde hace meses y que acusa a la Junta de Andalucía de incumplir los acuerdos de recolocación firmados hace más de un lustro.
De hecho, los 22 mineros que no han encontrado recolocación acaban de abandonar la Catedral, y el 16 de julio protagonizaron una manifestación que a la que acudieron un par de miles de personas.
Previamente habían llevado su enésima protesta al Parlamento andaluz. Mantienen movilizaciones intermitentes desde el año 2001, cuando la propietaria de la mina anunció su cierre años después del vertido y tras un infructuoso intento de reapertura.
Leyva explica que el espectáculo recogerá los "encierros, las movilizaciones [alguna de ellas, con cargas violentas] y también los "incumplimientos políticos desde los tiempos de Aznar", por lo que el dramaturgo espera que su obra moleste a unos y a otros en una sociedad que ya ha dejado de prestar atención a un enfrentamiento por los puestos de trabajo más largo incluso que la épica huelga de Sintel del año 2001.
"A mí el conflicto de Aznalcóllar me interesaba desde el principio", expuso hace pocos días Leyva desde Mérida en conversación telefónica. Las noticias del vertido tóxico dieron la vuelta al mundo y las del cierre de la mina llegaron a Extremadura. A poco más de dos horas de camino, el dramaturgo se plantó un día en Sevilla y se encontró a los mineros en uno de sus encierros en la Catedral -han protagonizado allí al menos tres en todos estos años- . "Me encontré con todo un drámón", confiesa. Así que les comentó su idea y los mineros aceptaron, corroboran asimismo algunos de los ex empleados de la sueca Bolidentodavía en huelga.
"Es un tema peliagudo, va a escocer porque se van a ver reflejados políticos, altos sindicalistas y por supuesto, los directivos de Boliden", indica sobre el argumento, que también repasará "la vida privada de mineros, tanto de los que siguen protestando como de los que se han ‘rajado' ". Pero no es una historia de buenos y malos". El final, añade con misterio, está por descubrir, como la propia historia real de este larguísimo conflicto que se resiste a encauzarse.
Isidro Leyva (Badajoz, 1956) se confiesa seguidor de La Cuadra , el grupo teatral del sevillano Salvador Távora, así como de Albert Boadella. Con 14 años lo detuvieron en la capital pacense por representar Luces de Bohemia, el clásico de Ramón del Valle Inclán. Desde entonces sólo pone en escena obras suyas, como una recreación de la fundación de Badajoz con 200 actores, o la primera versión del Fuenteovejuna en ese pueblo cordobés.
