La próxima semana se va a presentar por fin la obra discográfica completa del gran cantaor sevillano Manuel Jiménez y Martínez de Pinillo, que hizo célebre en todo el mundo el sobrenombre artístico de Manuel Vallejo. Cuánto ha tenido que limosnear la Federación Provincial de Entidades Flamencas de Sevilla para conseguir que podamos disfrutar de todo su repertorio. Tuvo que llegar Paco Perujo a la dirección de la entonces Agencia del Flamenco para que se librara una partida del presupuesto.
Para editar las obras de don Antonio Mairena no hubo que arrastrarse tanto y, además, costaron un dineral y algunos se pusieron las botas. Pero aquello ya pasó y lo que nos interesa a lo aficionados es que salgan al mercado estas joyas para que disfrutemos del legado de aquellos genios que, como Manuel Vallejo o Mairena, se dejaron la vida en la defensa del cante.
Estaba prevista la presentación para el pasado martes pero se pospuso ante la imposibilidad de que pudiera asistir el consejero de Cultura, Paulino Plata. Sin embargo, y antes de que los críticos tengamos la magna obra o de que se haya presentado, se está vendiendo ya a los aficionados, lo que nos parece muy poco o nada serio. Todavía hay mucho por hacer en este campo, en el de la reedición de las obras discográficas de los grandes maestros. Tenemos la gran suerte de que en Sevilla contamos con la mejor empresa del mundo en la remasterización y digitalización de discos de pizarra y cilindros de cera, Fonotrón, que ha sido la responsable de reeditar la obra completa de Vallejo. Esta empresa está siendo vapuleada por la crisis, pero aguanta el chaparrón como puede. Dispone del mayor archivo del mundo de estos registros sonoros y habría que aprovechar para ir haciendo una labor en este campo, algo que consideramos fundamental para poner en valor el legado de quienes crearon y fijaron el cante jondo.
Tiempo habrá para analizar y comentar a fondo tan vasta obra discográfica, la del gran maestro de la calle Padilla, barreduela de San Luis , donde vino al mundo el día 15 de octubre de 1891. También sería interesante publicar una completa biografía del genio, que no existe todavía. Se sabe muy poco sobre la vida del maestro sevillano, del origen de su familia, de sus comienzos como artista, de su trayectoria.
El cantaor tenía sus rarezas y éstas no le ayudaron a la hora de que fuera reconocido su magisterio como el gran cantaor que fue. Hay cientos de anécdotas que demuestran su fama de persona arisca y también su sinceridad. No era de medias tintas. Manuel Vallejo llegó a ser el rey del cante flamenco, pero al final acabó solo, olvidado y más tieso que una mojama. Era lo normal en aquellos tiempos, porque los flamencos no tenían la mentalidad de los de hoy, que invierten buena parte de lo que ganan en Bonos del Tesoro o siembran olivos para optar a las subvenciones de la UE. El maestro se dedicó a cantar, a vivir al día del cante, a disfrutar escuchando a los compañeros de su gusto y a vivir de una manera romántica de un arte para el que estaba dotado. Poder disponer de su magnífica obra en un estuche es un gran regalo de Reyes. Ojalá sirva para acabar de conocer y reconocer a uno de los cantaores más grandes de la historia.