Cultura

La OBS despeina a los flamencos

El conjunto participó en un maratón de música antigua auspiciado por la Unesco.

el 12 mar 2012 / 19:08 h.

B'Rock, Accademia degli Astrusi y la Orquesta Barroca de Sevilla, juntos en el colofón del concierto que se ofreció el domingo en Gante (Bélgica).
-->-->-->

No sonaron palmas a compás el domingo en Gante porque el estilo les pilla lejano, pero los ‘¡bravos!" en neerlandés fueron igual de contundentes. La Orquesta Barroca de Sevilla (OBS) puso el broche a un maratón de música antigua que se celebró en la capital de Flandes Oriental bajo el epígrafe de Días de Música de la Unesco en el contexto de la intensificación de las relaciones entre la Red de Ciudades Creativas de la Unesco, de las que forma parte Gante, Bolonia, Glasgow y Sevilla. Allí, ante un público que ya llevaba dos conciertos en sus oídos (los ofrecidos por la B'Rock, Orquesta Barroca de Gante -que inauguró hace unos días el FeMAS- y los italianos de la Accademia degli Astrusi), la OBS -que puso el colofón con una propina interpretada junto a los dos grupos anteriores-, comandada por Pablo Valetti, despejó cualquier tipo de dudas sobre el concierto que vendría en el primer, arrebatado, expansivo acorde de la Introduttione I de Locatelli.

Brillantes, virtuosos, imaginativos, impetuosos e inmensos en el control del sonido y en la resolución de cada escollo que podían ofrecerles las partituras de Scarlatti, Haendel, Bach, Avison y, haciendo patria, Irribarren. Sucedió en De Bijloke, un espectacular recinto multidisciplinar (en posibilidades, en contenido, no tanto en apariencia, aunque tampoco en esto puntúa a la baja) que acoge en su interior dos salas de música (una sinfónica, otra de cámara), filmoteca, biblioteca, el conservatorio de la ciudad y una zona de restauración que convierten el sitio en el santo y seña de la cultura musical en Gante, con permiso de la Vlaamse Opera. Algo se ha debido hacer mal en Sevilla para que una ciudad como esta, con apenas 260.000 habitantes, goce de una inmejorable vida cultural que, reconozcámoslo, supera ampliamente la realidad que en este ámbito vive Híspalis, con 700.000 almas registradas.

Pero nosotros tenemos a la Barroca. Quien no se conforma es porque no quiere y ver a estos músicos representar a una ciudad del Sur de Europa, al Sur de España, con música grande, despachando belleza, despertando pasiones y generando regocijo en varios centenares de belgas que, en la cosa musical, tienen de todo, resulta una tarjeta de presentación impagable, un Welcome to Sevilla que vale su peso en oro. Y es ahora, gracias a acontecimientos como este -impulsados por la actual delegación de Cultura y con la colaboración plena de la OBS- cuando empieza a vérsele la punta a ese gracejo de ser ‘Ciudad de la Música,', una distinción que buscó y logró el ex concejal Juan Carlos Marset durante una breve época en la que a Sevilla la dejaron soñar con ser auténticamente grande. El proyecto de cooperación no acaba aquí. Y si la OBS ha sido en esta ocasión la mejor embajadora posible, mañana podrá serlo la Sinfónica de Sevilla o conjuntos especializados en música contemporánea como Taller Sonoro y Zahir Ensemble.

Glasgow apunta para el futuro un evento dedicado a la modernidad y Sevilla también puntúa alto aquí. Los mimbres están, el entusiasmo inasequible al desaliento es consustancial a casi cualquier aventura cultural que se emprende (...que se lo digan tiempo ha a los inventores de la OBS) y si además unos y otros llegan a ser capaces de no mirar el envés, de no buscar los colores políticos cuando de lo que se trata es de construir un proyecto común, entonces, hipotéticamente, en un horizonte no muy lejano cuando la plana mayor de la cultura de Gante regrese a Sevilla no tendrá ya tiempo para enredarse con vinos en Triana. Y si lo hacen será a costa de hacer pellas de un concierto.

  • 1