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"La odontología del futuro es la que minimiza el dolor y potencia la estética"

María José García Valero (Sevilla, 1978) regenta Bamidental, una clínica especializada en estética dental y facial.

el 27 jul 2013 / 23:35 h.

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Bamidental                 –En Bamidental se dedican a la estética y la salud dental, y también a la estética facial. ¿Qué significa exactamente eso? –Los odontólogos podemos actuar sobre el tercio facial inferior, es decir, de la barbilla a la nariz. Por eso, en nuestra clínica hacemos infiltraciones en boca, surcos o ángulo de la mandíbula. Hay veces que un tratamiento de ortodoncia hunde mucho las facciones, y hasta que no se pone un poco de relleno no queda bien. También sucede que, si tienes prótesis completa en la boca, se hunden los labios y se infiltran para que queden mejor. –Ha sido certificada por un laboratorio de EE.UU. como la única clínica de Sevilla para colocar carillas Lumineers, fabricadas con el mismo material que las naves de la NASA. ¿Qué las diferencia del resto? –Supone un significativo avance frente a las fundas tradicionales, ya que se aplican unas carillas de cerámica indoloras y muy finas en la parte frontal del diente, que no necesitan tallar la pieza natural. Es decir, limamos la carilla en lugar del diente. Además, son muy resistentes y cuentan con el mismo grosor que una lente de contacto. Esta técnica comenzó en EE.UU. hace más de 20 años y funciona muy bien. Es revolucionario hasta para mí.  –A pesar de tener un carácter estético, ¿la crisis le afecta como a los demás odontólogos? –Los pacientes vienen preguntando por estos tratamientos en concreto, si bien es cierto que no es algo necesario para su salud, sino estético. Hay gente en cualquier caso que lo demanda porque le es imprescindible para tener seguridad a la hora de mantener relaciones sociales o para ir a una entrevista de trabajo. Es cierto que se nota que con la crisis económica algunos pacientes se hacen lo más necesario y dejan los tratamientos más costosos para más adelante. En general, de todos modos, el perfil de cliente es el que viene buscando eso. Algunos lo financian para poder llevarlo a cabo.  –¿Por qué cuentan con tarifas especiales para parados? –A mi marido se le ocurrió la iniciativa de Bamidental social, que es para extracciones y empastes. Se trata de un descuento del 50% para los desempleados de larga duración. Tenemos algunos pacientes que vienen por otras cosas pero se han acogido a este programa.  –¿Cuál es el perfil que más demanda la estética dental? –Sobre todo mujeres de entre 25 y 40 años de edad, a las que les preocupa el físico. Suelen ser cultas, van al gimnasio y hacen dieta. Aúnan el triple concepto de salud, belleza y bienestar.  –Entre sus pacientes hay extranjeros. ¿Cómo se dieron a conocer entre ellos? –Estamos dados de alta en una página para extranjeros. Hay muchos que deciden aprovechar su paso por la capital hispalense para hacerse un tratamiento, que suele ser además más barato que en su país. Tenemos una comunidad numerosa de ingleses e irlandeses que acuden a la clínica. Además, entre ellos funciona el boca a boca. Los precios son mucho más competitivos que en el Reino Unido y la calidad del tratamiento es muy buena.  –¿Hay mucha competencia en Sevilla en este tipo de clínicas dentales? –La gente vende mucho estética, pero no suele tener especialización. De hecho, hay clínicas que ponen carillas especialmente feas. Además, el concepto de estética es diferente para cada uno. Yo estoy en el tramo de edad de la mayoría que demanda estos productos y eso hace que confíen en mí. Otros conservan conceptos arcaicos en la manera de trabajar.  –¿Cómo ha vivido estos años de dificultad económica? –Abrimos en agosto de 2006, un mes difícil para empezar dentro del sector y justo antes de que estallara la crisis económica. Entonces comenzamos con la captación de clientes. Desde aquel momento, he pasado dos embarazos trabajando en plena crisis para personalizar al máximo la consulta. No he desaparecido en ningún momento para que los clientes de nuestro negocio no tuvieran la sensación de que les dejaba en otras manos. Estamos siempre trabajando para fidelizar al cliente. De hecho, en estos años no solo hemos mantenido los precios, sino que los hemos bajado. Hemos montado una sala VIP y estamos dándole vueltas a la cabeza y reinventándonos siempre. Y echando muchas horas en la clínica. Ni dando el pecho dejé de trabajar en ningún momento. –¿Por qué ese miedo de la gente a los dentistas? –Yo siempre intento que estén lo más relajados posible, lo que pasa es que no tenemos un paciente al día, sino más de doce, por eso cuidamos mucho los detalles en las instalaciones y los tratamientos. No hay olor a dentista, no hay ninguna imagen de diente colgada de las paredes y utilizamos óxido nitroso, gas de la risa, que tiene un efecto sedante, anestésico y analgésico, que permite hacer el tratamiento sin anestesia. Hay algunos que pierden el miedo en la primera consulta y cuando vuelven a las posteriores ya no lo necesitan. Pero te encuentras mucha gente que, como yo, tiene fobia a los pinchazos.  –¿Cuáles son los objetivos que se marca tras llevar siete años en marcha? –Estoy muy enfocada al tema de las Lumineers y me gustaría dedicarme solo a eso, pero hay que tener una idea de cliente global. Ahora estamos al día de todo lo que sale en estética y estaremos muy pendientes de todo lo nuevo. La odontología del futuro es la que minimiza el dolor y potencia la estética.

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