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La Olavide limita las matriculaciones por asignatura para mejorar las tasas de éxito

La Universidad quiere evitar que los estudiantes caigan “en el pozo de las terceras y cuartas matrículas”.

el 14 sep 2013 / 09:00 h.

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El equipo de Gobierno de la Olavide ha presentado su plan de austeridad. Los alumnos que empiezan curso este próximo lunes en la Pablo de Olavide estrenarán una norma de progreso y permanencia recién modificada. Tras detectarse “ciertas ineficiencias” en el anterior texto, la Universidad ha decidido fijar nuevos criterios con un doble objetivo: ordenar la carrera de los alumnos y evitar con ello que acumulen matriculaciones en un momento en el que las repeticiones están drásticamente penalizadas desde un punto de vista económico. La Olavide ha optado, pues, por limitar a cuatro el número máximo de veces que el estudiante se puede matricular en una asignatura. En la anterior normativa no se regulaba el tope máximo, puntualiza el vicerrector de Planificación Docente y Profesorado, José Antonio Sánchez Medina. En caso de no superar las ocho convocatorias de exámenes (dos por cada matrícula) para superarla, “no podrá proseguir los estudios en la titulación”, recoge el texto aprobado por los órganos universitarios competentes y remitido ya al Consejo de Universidades. Sánchez Medina explica que con esta limitación (que no es precisamente de las más duras del panorama universitario español: ahí está la Pompeu Fabra, con un tope de cuatro convocatorias por asignatura) se busca ejercer “cierta presión” sobre el estudiante, obligarle a que no deje asignaturas coleando, porque “los datos nos dicen que llegar a quinto con una asignatura de primero es muy difícil de superar”. No sólo hay límite de matriculaciones, sino que el estudiante debe saber que es la matrícula en sí lo que computa. Es decir, aunque no se presente a la convocatoria de examen, irá gastando cartuchos. “Queremos evitar que el estudiante caiga en el pozo de las terceras y cuartas matrículas”, explica Sánchez Medina. Y por un doble motivo. El primero tiene que ver con evitar una carrera desordenada y el segundo, con la nueva política de precios impuesta desde el Gobierno de Madrid y suavizada, en parte, por la Junta. Una asignatura en cuarta matrícula, ejemplifica el vicerrector, puede llegar a costar 600 euros, lo mismo que la mitad de todo un curso en primera matrícula. La nueva normativa de permanencia y progreso busca, por tanto, que el estudiante vaya a una segunda matrícula “como mucho”. La normativa introduce, además, “elementos de flexibilidad que permiten que el progreso se realice de manera más lenta o más rápida en función del rendimiento demostrado”, recoge el texto. De esta forma, un estudiante con altas capacidades puede matricularse de más créditos y terminar una carrera de cuatro años en tres, y el que no supere todos los créditos necesarios para aprobar un curso tendrá un tope de créditos para el siguiente. Las asignaturas suspensas son “prioritarias” a la hora de formalizar la matrícula, una “presión que creemos que es positiva porque lanzamos el mensaje de que si no lo hace así, al estudiante le cuesta más trabajo terminar la carrera en un tiempo satisfactorio”, apunta Sánchez Medina. La normativa advierte de que el estudiante a tiempo completo que no supere, al menos, 18 créditos (seis en el caso de los alumnos a tiempo parcial), no podrá proseguir los estudios. Aunque hay una última posibilidad: “No obstante, y por una sola vez –recoge la normativa–, durante el mes de julio, podrán solicitar a la comisión de progreso y permanencia de la Universidad –un órgano también de nueva creación– acogerse a un programa de tutorización de estudiantes con bajo rendimiento”. Si de nuevo no aprueban en el curso siguiente un mínimo de 18 créditos, ya sí que tendrán que abandonar la carrera. La Olavide es la octava universidad pública de España con la tasa de rendimiento más alta, en torno a un 76%, según La Universidad en cifras, la radiografía más completa que se hace de la enseñanza superior. El resto del porcentaje se divide entre los alumnos que terminan la carrera más allá de los cinco años y los que abandonan. La tasa de abandono en la Olavide es de un 20%, según el vicerrector de Planificación docente, diez puntos por debajo de la media nacional.

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