El cambio climático es una evidencia científica y ya está aquí, por lo que no tomar medidas contra él es poco menos que una "irresponsabilidad criminal". Así se puso de manifiesto ayer en Valencia, donde los expertos de la ONU marcarán las directrices a seguir para hacer frente al fenómeno.
El secretario ejecutivo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Yvo de Boer, trasladó ayer un mensaje a los políticos en el que les advirtió de que "no actuar ya" contra el cambio climático implica "una irresponsabilidad criminal" porque "amenaza la supervivencia de miles de personas", especialmente de los países más pobres. Del mismo modo, Yan Hong, de la Organización Mundial de Metereología, alertó de las consecuencias para la paz mundial que se producirán si no se atajan sus efectos.
En parte por su propia naturaleza, en parte por una acción humana irresponsable, el fenómeno climático es ya una realidad sin marcha atrás y la creciente amenaza que entraña lo ha elevado a la categoría de los grandes problemas de las sociedades actuales y lo ha convertido en el mayor reto para los gobiernos desde el punto de vista medioambiental y económico. Y es que el clima ha cambiado, cambia y cambiará siempre, pero lo hará aún más si el actor principal de este drama, el hombre, sigue sin controlar sus largas e insensatas manos. La dimensionalidad de este fenómeno ya desbordó hace años su cauce natural y la acción humana se ha convertido en el principal encendedor de este fuego al que todos deben echar agua.
Al menos eso ponen en relieve las últimas conclusiones de la ONU, que ha exigido a las autoridades mundiales que acometan cuanto antes acciones multilaterales que hagan frente al fenómeno, una vez comprobada su base científica y sus efectos globales. 450 expertos han tomado el Museo de las Ciencias en un comité que negociará en Valencia la nueva estrategia multinacional a seguir ante los efectos climáticos en los próximos años.
Aunque si no se echa bien el freno el coste derivado atropellará a todos, los países más pobres son los que sufren mayores secuelas, ya que su capacidad para adaptarse es más limitada y su subsistencia depende en gran parte de recursos naturales muy vinculados al clima. El secretario ejecutivo de la Convención Marco de la ONU sobre cambio climático, Yvo de Boer, resaltó la evidencia científica de este fenómeno, cuyos efectos serán sentidos en todos los países, y en algunos casos serán "una amenaza para la supervivencia".
Por su parte, el secretario general adjunto de la Organización Meteorológica Mundial (OMN), Yan Hong, apuntó que el cambio climático hace peligrar el alimento, la energía y el agua, lo que puede tener consecuencias para la paz, al provocar migraciones humanas en busca de sustento.
También hizo hincapié en esta idea la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, quien exigió un "compromiso internacional" de todos los estados, especialmente en los países menos desarrollados. Según Fernández de la Vega, los países con menos recursos "soportan más que nadie los efectos del cambio", pues pese a ser los que menos contaminan, padecen las mayores consecuencias. La vicepresidenta, que calificó el lenguaje climático como algo universal, destacó, entre las iniciativas adoptadas por el Ejecutivo, la nueva Estrategia Española de Cambio Climático y Energía Limpia, que recoge más de 198 actuaciones. "Nos queda mucho por recorrer pero estamos en el buen camino", insistió, para indicar luego que entre 2005 y 2006, "un período de intenso crecimiento económico", se han reducido las emisiones de gases de efecto invernadero en un 4%.
