Los rebeldes libios rechazaron ayer el plan de paz propuesto por la Unión Africana (UA) porque no aborda su principal demanda, que el dirigente del país, Muamar Gadafi, renuncie al poder y porque propone que se reforme un sistema de gobierno que quieren eliminar.
Horas antes de la negativa al plan, el presidente sudafricano, Jacob Zuma, que encabeza la misión de la Unión Africana, había informado de que Gadafi había aceptado el plan africano, que incluye una propuesta de alto el fuego. Zuma, que no acompañó a la delegación a Benghazi para reunirse con los rebeldes, señaló a través de un comunicado a su llegada a Sudáfrica que la misión había resultado "un gran éxito".
"La iniciativa de la Unión Africana no incluye la marcha de Gadafi y sus hijos de la escena política libia, por tanto está desfasada", señaló el líder del Consejo Nacional, Mustafa Abdel Jalil, en rueda de prensa en Benghazi, recordando que ésta es la principal petición de los alzados libios.
"Esta propuesta estuvo determinada hace más de un mes y es acorde con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que piden un alto el fuego, la protección de civiles y garantizar la libertad del pueblo libio para que determine su futuro", apuntó, según la cadena de televisión Al Yazira.
En este tiempo, denunció el líder de los rebeldes, Gadafi "no ha respetado estas resoluciones y ha seguido bombardeando a los civiles desde el aire y con artillería", empleando asimismo "francotiradores en los tejados". "Durante más de un mes ha desobedecido las resoluciones de la ONU", insistió el ex ministro de Justicia de Gadafi.
La OTAN toma nota. Tras este rechazo, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, explicó que había "tomado nota" de la propuesta del alto el fuego en Libia auspiciada por la Unión Africana pero reclamó que éste sea "creíble y verificable" e incluya sobre todo la protección "efectiva" de la población civil después de recordar que el coronel Muamar Gadafi ha incumplido con anterioridad este compromiso de poner fin a la violencia.
"Cualquier alto el fuego debe ser creíble y verificable", reiteró en rueda de prensa el secretario general aliado, que confirmó su participación en la reunión del grupo de contacto que tendrá lugar mañana miércoles en Doha con el objetivo de encontrar "un marco para una solución duradera" al conflicto libio. "No existe una solución exclusivamente militar a la crisis en Libia", aseguró.
Rasmussen, que permanece en "contacto estrecho" tanto con la UA como con otras organizaciones internacionales, sostuvo que "resulta necesario crear un mecanismo de supervisión" del alto el fuego, aunque consideró todavía "prematuro" aventurar qué organismo y quién podría comprobar su cumplimiento.
Al mismo tiempo que seguían las reuniones diplomáticas en busca de la paz, las fuerzas leales a Gadafi y las tropas rebeldes mantuvieron ayer intensos combates en dos distritos de la ciudad de Misrata, según informó un residente en la zona. La fuente, identificada como Abdelsalam, explicó en declaraciones telefónicas a Reuters que se estaba produciendo un "potente y violenta" en la "entrada oriental de la ciudad y en el centro, en la calle Trípoli".
