El primer ministro de Japón, Taro Aso, disolvió ayer la Cámara Baja con vistas a las elecciones del 30 de agosto, en las que su partido, el Liberal Demócrata (PLD), parece abocarse a una derrota histórica tras medio siglo en el poder.
Los sondeos indican que Aso, de 68 años y al frente del Gobierno desde septiembre, llevará al PLD a un batacazo electoral cuatro años después de que el último primer ministro nipón con carisma, Junichiro Koizumi, arrasase en los últimos comicios generales.
Casi el 50% de los votantes nipones, según una encuesta, apoyan al líder opositor, Yukio Hatoyama, quien tiene una oportunidad histórica de acabar con el régimen de partido único "de facto" vigente en Japón durante 54 años. Desde 1955 el PLD está en el poder en Japón salvo un pequeño paréntesis menor a un año.