La idea lanzada por la ministra de Defensa, Carme Chacón, de articular un nuevo protocolo del desfile del día de la Hispanidad, con el objetivo de evitar más abucheos al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no ha tenido respaldo en los partidos de la oposición. Chacón, que buscaba una reforma con consenso, insistió ayer en que propondrá una reforma dado que le parece "imposible" que los grupos no la apoyen.
Y el signo político de los partidos que rechazan la medida es de todas las ideologías, tanto de derechas como de izquierdas. La secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, arguyó que el Gobierno pretende con esta iniciativa "limitar la libertad de expresión de los españoles con pretextos de protocolo en determinados actos". Igualmente, su compañero de partido y vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, preguntó a aquellos que "quieren plantear una ley antiabucheos" dónde estaban "cuando a otros a lo largo de los últimos años, no sólo se les abucheó, sino que se les llegó a llamar asesinos y a insultar de todas las maneras por el Prestige o la guerra de Irak".
Tampoco vio con buenos ojos la propuesta la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, para quien fue "una torpeza" que el Ministerio del Interior creara "un cordón sanitario de casi un kilómetro a la redonda" de las autoridades el Día de la Fiesta Nacional con el fin de evitar los abucheos a Zapatero.
En declaraciones a TVE, Aguirre dijo que no le gustan los abucheos pero cree que el presidente se los merece aunque, eso sí, no en el momento "inadecuado e inapropiado" en el que se produjeron el día del desfile, es decir, en el homenaje a los caídos. Más irónico con la medida se expresó el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, quién no entiende cómo un protocolo como el propuesto por la ministra de Defensa podría evitar que se repitan situaciones como la vivida el pasado martes. "Sencillamente, no lo entiendo. Se escapa absolutamente a mi capacidad de comprensión cómo se pretende que, aprobando una protocolo, se evite que ocurren estas cosas".
Aunque con unos argumentos completamente contrarios, los grupos minoritarios de izquierda en el Congreso también consideraron inviable regular por ley actos como el de la Fiesta Nacional, y ERC fue incluso más allá al pedir la supresión del desfile militar y que se destine a gastos sociales el dinero que se emplea en su organización. Y también, el diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, aseguró que la medida no resultaría efectiva porque "es imposible imponer la educación a quien no la tiene".
Por último, la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, afirmó ayer que no cree que el PP esté detrás de los abucheos contra Rodríguez Zapatero aunque dijo que le gustaría escuchar a los dirigentes populares condenar estos pitidos. Pajín aceptó las protestas contra el Gobierno, como la huelga general celebrada el pasado 25 de septiembre, pero las diferenció de "un grupo de ultras y radicales" que "se organizan para faltar al respeto de una fiesta que presiden los Reyes". "Por cierto, quiero pensar que no representan a nadie más", precisó antes de recordar que el día de la Fiesta Nacional pertenece a todos los ciudadanos sin colores políticos.
