Los ministros de Defensa de la OTAN alcanzaron el viernes un acuerdo político que da libertad a los países para que sus tropas luchen activamente contra las drogas en Afganistán y reiteraron su compromiso para ayudar a Georgia a reconstruir su sistema de defensa. La reunión informal de Budapest logró también algunos avances limitados en el proceso de transformación de la Alianza. Los ministros acordaron aumentar del 40% al 50% el porcentaje de sus fuerzas armadas que pueden ser desplegadas en el exterior y también incrementar el actual 8% de fuerzas que pueden sostenerse una vez desplegadas fuera de sus fronteras.
Pero el punto que más tiempo se debatió fue el acuerdo de mínimos sobre Afganistán. Éste señala en términos vagos que la fuerza ISAF "puede actuar contra instalaciones e individuos" implicados en el narcotráfico "que apoyan a la insurgencia, según la autorización de los respectivos países" de la alianza.
El secretario general de la OTAN, Jaan de Hoop Scheffer, destacó que finalmente hubo un acuerdo "entre los 26 aliados" tras las amplias desavenencias del jueves, aunque respondió de forma evasiva a algunos puntos vagos del texto, entre ellos cómo demostrar qué laboratorios o traficantes apoyan a los talibán. "Todo el mundo implicado en esa actividad debería tener cuidado", afirmó, y también descartó que el aumento de tropas en Afganistán que estudia la Alianza (los militares han pedido al menos 10.000 soldados más) se deba a las nuevas misiones antidrogas.
La ministra española de Defensa, Carme Chacón, valoró positivamente el consenso alcanzado para que ISAF "apoye a las autoridades afganas en la lucha contra el narcotráfico" a la vez que se intenta "evitar" las bajas civiles en estas operaciones.
Finalmente, la OTAN consideró que todavía no es momento de normalizar sus relaciones con Rusia tras la retirada de las tropas rusas de las zonas de seguridad georgianas.