El concepto de Europa parece que no cala. Ayer en España sólo acudieron a votar el 46,01% de los electores, aunque esta participación es levemente superior a la de los comicios europeos de 2004, cuando sólo ejerció su derecho al voto el 45,94% de los electores. De todos modos, la abstención de ayer es la segunda más elevada de la historia democrática de España.
De este desinterés por las instituciones europeas parte de culpa la pueden tener los políticos, ya que en esta campaña se han enzarzado en discusiones que tenían poco o nada que ver con Europa. Han hablado demasiado de los problemas internos del país y han malgastado mucho tiempo en lanzarse reproches mutuos, pero en la mayoría de los mítines la palabra Europa se mencionó de refilón y sin explicar a los electores qué es lo que significa para España pertenecer a la Unión Europea.
Esta actuación ha pasado factura, aunque en menor medida en los feudos de los populares, donde la abstención ha sido algo inferior que en las poblaciones donde gobiernan los socialistas. Esta circunstancia ha sido la clave para que el PP haya superado al PSOE en número de votos y haya obtenido 23 eurodiputados frente a los 21 de los del PSOE.
Pero si en España la participación ha sido baja en el conjunto de Europa la abstención ha sido aún mayor. En Lituania sólo votaron el 15,17% de los electores.
